El PDECat se resiste a la opa de la Crida ante un posible descalabro electoral
Esta semana, con motivo de la firma del acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por los Presupuestos, fuentes del Gobierno señalaban a este diario su desconcierto ante la negociación que debe abrirse ahora con el PDECat dadas las dificultades de negociar con una formación en la que no hay un interlocutor claro: múltiples voces y muy pocas veces coordinadas.
Herederos de la antigua Convergència Democràtica –cohesionada en torno a un Jordi Pujol que mandaba con mano firme en «palau» y en el partido–, el actual PDECat es un partido descabezado, arrasado por el «procés» y con Carles Puigdemont tratando de lanzar con su nueva plataforma independentista Crida una opa hostil para hacerse con lo que queda de la formación.
Cuanto peor, mejor
De fondo, y del mismo modo que pasa en el conjunto del independentismo, la pugna se libra entre los sectores más posibilistas, dentro del partido y partidarios por ejemplo de no imponer un ultimátum al Gobierno a la hora de negociar los Presupuestos, y los «juramentados» fieles a Puigdemont en su estrategia de confrontación y de «cuanto peor, mejor», mayormente el presidente Quim Torra y los diputados más exaltados de Junts per Catalunya, como es el caso del vicepresidente de la Mesa del Parlament, Josep Costa.
Heridos en su orgullo tras tanto maltrato de quien es aún militante suyo, en el PDECat comienza a despertarse un sentimiento de autoafirmación, una reivindicación del partido tras reconocer que la situación actual no puede ser más calamitosa: ni controlan el Govern –ni Torra ni Elsa Artadi son militantes, por ejemplo–, ni controlan el grupo parlamentario de Junts per Cataluña –hecho a la medida de Puigdemont con independientes– y el grupo en el Congreso –quizás su última cuota de poder– es presidido por la puigdemontista Míriam Nogueras tras el golpe de mano que dio el expresidente el pasado julio.
Espoleados también por unos alcaldes que temen que en las próximas municipales ERC les pase por encima, la dirección del partido comienza a levantar la voz y reivindica algo tan básico como su propia supervivencia ante la estrategia personalista del huido a Bruselas.
Ayer mismo, el presidente del PDECat, David Bonvehí, auguraba «larga duración» a su partido y subrayaba que su intención no es «disolverlo» dentro de la Crida Nacional per la República, el movimiento de corte personalista impulsado por Puigdemont, Jordi Sànchez y Quim Torra.
Convención el 27 de octubre
En el partido se ve esta iniciativa como un intento descarado de opa hostil. Buena parte de las discusiones que se vivieron en la reunión que mantuvo la dirección del PDECat el pasado vier-