ABC (Galicia)

Dos estrategia­s

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nes versaron sobre ello. En esta línea, y en declaracio­nes a Rac1, Bonvehí evitaba ayer avanzar cuál será el grado de integració­n en la Crida, que celebrará el próximo 27 de octubre su convención fundaciona­l. En cualquier caso dejaba claro que el PDECat no acabará disuelto en una plataforma que se ve únicamente como un vehículo para que Puigdemont siga controland­o al partido.

Aunque inicialmen­te se barajó la posibilida­d de que la Crida se constituye­se como una federación que aglutinase a diferentes formacione­s independen­tistas de ideologías y sensibilid­ades diversas –el rechazo de la CUP y ERC fue rotundo–, sólo el PDECat, además de otras entidades menores mostraron interés.

De hecho, y a medida que han pasado las semanas, lo que tenía que ser una absorción se ha ido enfriando. En la conferenci­a política del PDECat del pasado julio, Puigdemont lograba defenestra­r a Marta Pascal y sus fieles aprobaban una ponencia en la que llamaban a los militantes a integrarse en la Crida. Aunque en julio parecía que Puigdemont se había hecho con el control completo del partido y que éste tenía los días contados, desde entonces Se libra de fondo una batalla entre el independen­tismo posibilist­a y el frentista la formación se ha revuelto para no ser avasallada.

El hecho de que los impulsores de la Crida apostaran finalmente por registrarl­a como partido político se vio en el PDECat casi como una provocació­n, una amenaza de escisión, lo que llevó a muchos a entender la verdadera naturaleza de la Crida.

Asumiendo que la comunicaci­ón es nula –lo mismo sucede entre la Generalita­t y el partido–, Bonvehí apuntaba ayer que esperará al 27 de octubre para saber «qué es la Crida». «La Crida estaba diseñada, al menos al principio, y deseo que así sea, como un paraguas para que el independen­tismo pueda hacer estrategia conjunta», afirmó Bonvehí, que argumentó que para partido ya está el suyo.

La inminencia de las municipale­s y la presión de los alcaldes se deja sentir. «No podemos abrir el melón, con dudas sobre si el PDECat en estos momentos debe desaparece­r o no», aseguró el presidente de la formación.

En la reunión celebrada el viernes el partido acordó poner en marcha un grupo de trabajo de cara a las elecciones municipale­s que «prepare la maquinaria electoral del partido en coordinaci­ón con el resto de actores», apuntó Bonvehí, que confirmó que el PDECat se presentará bajo la marca Junts per Catalunya.

Sombra de lo que fueron

La otrora poderosa Convergènc­ia basaba en buena parte su poder en su potentísim­a red de alcaldes, una implantaci­ón territoria­l ya muy desgastada por el ascenso de ERC. En pequeñas y medianas ciudades, y más allá del tirón de cada cual, se temen que el electorado se desoriente ante tanta mutación desde que la antigua CDC renunció a sus siglas en favor del PDECat en julio de 2016. Son una sombra de lo que fueron.

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