Ruta indirecta
que, en realidad, «BepiColombo son dos misiones en una».
Las dos sondas volarán juntas hasta Mercurio ensambladas a un segmento de la nave que funcionará como impulsor y que se llama «Módulo de Transferencia a Mercurio». Este va equipado con unos paneles solares que tienen una envergadura de 30 metros y con un sistema de propulsión. Cuando estén allí, estos tres bloques se separarán y los dos orbitadores comenzarán sus trabajos en distintas zonas del planeta. Los dos se pondrán en una órbita que las hará pasar por los polos y barrer todo el planeta a medida que Mercurio gira sobre sí mismo.
Las dos naves tienen tres grandes objetivos: estudiar el origen y la evolución de Mercurio, analizar las propiedades de su superficie y su interior y aprender sobre su campo magnético y su atmósfera.
Además, la proximidad de Mercurio al Sol será aprovechada por los científicos para hacer un experimento que tratará de verificar un efecto predicho por la Relatividad de Einstein: la lente gravitacional. Este ocurre cuando una gran masa, como el Sol, deforma el espacio-tiempo y produce un desplazamiento aparente el fondo de estrellas. El efecto sería parecido al de desplazar una lupa por un texto, y ver como las letras se van deformando.
Otra de las cosas más interesantes de esta misión es que el viaje hasta Mercurio será una auténtica odisea. El principal problema es que la nave debe viajar a la misma velocidad que este planeta y evitar ser acelerada por la inmensa masa del Sol. Está previsto que el viaje comience el próximo 20 de octubre, cuando se lance desde Guayana Francesa. Aunque la sonda solo necesitaría cinco meses para volar al planeta directamente, su velocidad impediría que entrase en la órbita de La sonda recorrerá 9.000 millones de kilómetros durante más de siete años y dos meses este mundo. Por eso, tendrá que tomar una ruta más indirecta, apoyarse en la gravedad de otros planetas y recorrer 9.000 millones de kilómetros. En total, su travesía durará más de siete años y dos meses.
BepiColombo también es una misión extraordinaria porque explorará un mundo desolado en una región abrasada por el Sol. Tendrá que trabajar bajo el bombardeo incesante del viento solar y conseguir que los instrumentos científicos funcionen cerca de una temperatura ambiente, aunque en el exterior haya temperaturas que irán desde los -180 a los 450ºC. Esto ha requerido que el 85 % de toda la tecnología empleada en la misión sea de nueva creación.
Por ejemplo, la sonda va protegida con un recubrimiento multicapa y con una pintura blanca especial para frenar el viento solar. Y los paneles solares están equipados con un circuito de refrigeración líquido, que ayudan a disipar el calor del Sol hacia un radiador. Además, esta misión será el primer viaje interplanetario de la ESA que dependerá de motores de propulsión iónica que han dado problemas durante la fase de pruebas.