El guardia salvador del Boiro
Marcos Yáñez Fernández debutó con 20 años en Primera división, pero a los aficionados les cuesta reconocer a este delantero si no se le cita por su apodo. Si se habla de «Changui», la cosa cambia, especialmente en Galicia, porque rápido aparece el recuerdo de un goleador que se estrenó en la élite con el Compostela en la temporada 199798, que vivió de cerca el centenariazo del Deportivo en el Santiago Bernabéu (aunque aquel curso jugó cedido en el Polideportivo Ejido) y que llegó a disfrutar de la Champions League en la etapa dorada del conjunto de Riazor. Dos décadas después de tocar el cielo, trabaja como guardia de seguridad, pero sigue vinculado al fútbol marcando tantos para el CD Boiro, equipo al que salvó de la desaparición y del que ahora también es presidente.
«Changui» es un jugador al que el profesionalismo no ha borrado el sentimiento. Al contrario. Este verano no dudó en acudir al rescate del CD Boiro, el club en el que creció y que se encontraba a punto de desaparecer por las deudas acumuladas tras un «faraónico» paso por Segunda división B que terminó en un descenso administrativo. «Aquello fue humo. Me encontré una situación desastrosa. Cuando cogí el club, la anterior directiva afirmó que dejaba una deuda de 300.000 euros, pero no se dijo toda la verdad. Luego han ido apareciendo más agujeros y ya nos acercamos a los 400.000 euros, pero con trabajo y sensatez lo vamos a sacar adelante. Este equipo está muy vivo gracias a la gente de Boiro y de toda la comarca del Barbanza», afirma a ABC poco antes de empezar su turno de trabajo como guardia de seguridad.
De vuelta a casa
Con 41 años, los domingos sigue vistiéndose de corto, el resto de la semana luce otro uniforme de trabajo. «Hay mucha fantasía con esto del fútbol. Los contratos millonarios, al menos en mi época en la élite, sólo los tenían las grandes estrellas». Pero él no se queja y en la conversación se muestra feliz. Habla con una sonrisa de su mujer, de su hija y de cómo reparte el tiempo para atender a su familia, cumplir su jornada laboral, echar horas en las oficinas de Boiro y poder entrenarse con este conjunto coruñés de Tercera división. «Lo hablé con mi familia, les pareció bien y aquí estoy, luchando dentro y fuera del campo para sacar adelante al club».
Siempre tuvo en la cabeza volver a casa como presidente, directivo o jugador, pero los acontecimientos aceleraron el regreso. Nacido en A Changuiña (10 de abril de 1977), parroquia que pertenece Galicia Año de Fundación: Temporadas en 2º B: Temporadas en 3ª Div.: Socios: 500 Presupuesto: 140.000 euros 1966 1 12 al municipio de Boiro, el origen del apodo del veterano delantero resulta evidente. Siempre se ha sentido muy unido a su tierra, a su gente y no dudó en auxiliar al CD Boiro cuando, este verano, afrontaba el partido más importante de su historia en una asamblea de socios. O alguien cogía el toro por los cuernos o el equipo desaparecía por una deuda que asustaba. «No podía permitir que desapareciera sin luchar. En el fútbol se necesita gente seria. Yo soy partidario de que los presidentes tengan responsabilidad civil cuando ejercen el cargo. Tu entras con una deuda, o con un equipo saneado, todo lo que sea aumentarla o generarla debe ser