José Moya Sanabria (1953-2021)
Un gran empresario andaluz Refundó la compañía Persán y la convirtió en la mayor planta de detergentes de Europa
EL empresario José Moya, una de las figuras más relevantes del panorama económico andaluz en las últimas cuatro décadas, falleció ayer en Pamplona a los 67 años como consecuencia de un cáncer. Fue un apasionado del Real Betis y de la tauromaquia (fundó la ganadería de El Parralejo), un gran benefactor de la Hermandad de los Estudiantes y un sevillano comprometido con el desarrollo de la sociedad civil; pero ante todo fue el artífice del éxito actual de Persán, una compañía que hoy emplea a más de 1.350 personas.
Tras una intensa trayectoria profesional en firmas como Pickman o Control Presupuestario, en 1993 se convierte en consejero delegado y presidente de Persán. No era una tarea fácil. El origen de Persán se remonta a 1940, cuando era una industria histórica de la ciudad (con marcas tan reconocidas como Puntomatic) en la que era accionista su esposa Concha Yoldi, su gran aliada en el relanzamiento de la misma. Cuando Moya se puso a los mandos de la compañía atravesaba múltiples y severas dificultades que podrían haberla conducido al cierre. Sin embargo, le dio la vuelta a esa situación y refundó la compañía, ya que reordenó el capital, dotó a Persán de un equipo con más de 150 titulados superiores, acometió un plan de inversiones que sobrepasaba los 200 millones y reforzó el departamento de I+D. Resolvió así los graves problemas estructurales y logró convertirla en un grupo industrial que batía a las multinacionales, un caso único en Europa.
Moya inspiró la confianza necesaria de los inversores y de grandes clientes como Mercadona. En noviembre de 2009 ya era dueño del 100% de Persán y estaba ejecutando en su plenitud la política que quería para la empresa, «la mayor y más moderna planta de detergentes de Europa». Junto a su esposa logró el tándem perfecto para erigir este emblema de la industria sevillana y consolidar la actividad de la fundación, que es corazón de la compañía. Ambos han trabajado codo con codo y las palabras de su esposa cuando recibió la medalla de la ciudad el año pasado describen a la perfección esa trayectoria de cariño y de éxito: «Pepe es un compañero y un socio en todas las facetas de mi vida».
En 2013 inició el relevo generacional, dejando como consejero delegado al directivo Miguel Somé y dando paso a dos de sus hijos, Javier y Juan (su hijo José se decantó por la abogacía y es socio de Cuatrecasas). Desde entonces José Moya se dedicó más a la diversificación de los negocios familiares (lideró la creación de la socimi Trajano) y asumió un papel más comprometido en la sociedad civil, creando el Centro de Debate y Desarrollo y entrando en el consejo del Instituto de la Empresa Familiar.
Aunque reconocía que era una vida dura, su gran objetivo era promover el emprendimiento, lograr que los empresarios adquirieran el prestigio social que se merecían. Y en ese punto, su gran labor ha sido el ejemplo que ha dejado.