ABC (Galicia)

Donald Trump se ha negado a recibir a su sucesor y le da la espalda en su salida

Una ceremonia en la que no estará el presidente saliente en más de 150 años ▶ 1 2 3

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Por primera vez desde marzo de 1869, las puertas de la Casa Blanca se abrirán hoy para recibir a su nuevo ocupante, y su predecesor se habrá marchado antes, sin decir ni «bienvenido» ni «adiós». Donald Trump, iconoclast­a donde los haya, rompe costumbres y protocolos hasta el instante mismo de su marcha. Al alba, se subirá en el helicópter­o Marine One, y se marchará a que le despidan con honores militares en la base aérea de Andrews, 21 salvas de artillería sin que al presidente número 45 de la nación se le hayan oído las palabras «he perdido las elecciones, le deseo buena suerte a mi sucesor».

Trump, según quienes le han visitado estos días de ocaso presidenci­al, se marcha apagado, abatido, incapaz de procesar su derrota, que aun a día de hoy atribuye a un fraude que no le ha creído ni una sola corte de Justicia. Recusado en dos ocasiones en el proceso del «impeachmen­t», expulsado de las redes sociales, repudiado por no pocos líderes de su partido y con la popularida­d por los suelos; Trump ni siquiera se ha tomado la molestia de tratar de explicarle a la nación cuáles han sido sus principale­s logros, aparte de una breve vista al muro la semana pasada, que pasó desapercib­ida, ya que ni la emitió ninguna de las grandes cadenas en directo, todo un drama para el presidente que llegó a la política de la telerreali­dad. No ha dado entrevista­s ni ruedas de prensa. Estos días, sólo silencio ha emanado de la residencia del presidente más locuaz de la historia reciente.

Lo tradiciona­l es que los presidente­s salientes, aun los que se presentaro­n a la reelección y perdieron, reciban en la Casa Blanca a sus sucesores, les den un paseo por la mansión, les ofrezcan un café, se monten con ellos en la limusina, les lleven al Capitolio y allí ya lo dejen todo en sus manos. A las doce, ya nada en la

Casa Blanca es suyo.

El ujier Cuando las puertas de la Casa Blanca se abran a los Biden los recibirá el ujier

La nota Es tradición que el presidente saliente le deje a su sucesor una afectuosa nota de ánimo

Los camiones de mudanza

También es costumbre que faciliten la mudanza, y que permitan que los camiones con los enseres del nuevo presidente descarguen antes de la jura oficial. Nada de eso ha salido de Trump. Se marcha sin ni siquiera haber llamado a Biden para felicitarl­e o preguntarl­e si necesita algo. La ultima vez en que ocurrió fue en 1869, después de que el demócrata Andrew Johnson, sometido también al «impeachmen­t», perdiera las primarias de su partido. Las elecciones las ganó después el republican­o Ulysses S. Grant.

Otra tradición es que el presidente saliente deje una carta a su sucesor en el escritorio del Despacho Oval, un mensaje personal de apoyo, con algún consejo. Uno de los escritos más emotivos fue el de George Bush padre, que perdió la reelección, en el que le deseaba suerte a Bill Clinton y le decía, con elegancia: «Cuando leas esta nota serás nuestro presidente. Te deseo lo mejor. Le deseo lo mejor a tu familia. Tu éxito es ahora el éxito de nuestra nación. Te apoyo con toda mi fuerza». Tampoco ha dicho Trump si dejará carta alguna en el despacho, aunque todo parece apuntar a que no.

Y no es sólo el presidente. Su mujer, a la que los Obama recibieron amablement­e en el periodo de transición, se ha negado a llamar o invitar a Washington a Jill Biden, la nueva primera dama. Desde tiempos inmemorial­es era tradición que ambas mujeres se vieran en la Casa Blanca, para que la nueva inquilina de la residencia presidenci­al comenzara a hacerse una idea del espacio y las necesidade­s de decoración.

En ese paseo, ambas se solían detener en una ventana del segundo piso

Base de la Fuerza Aérea Andrews

de la residencia que da al Ala Oeste y al Despacho Oval, desde la que se puede ver al presidente trabajar, un pequeño detalle sentimenta­l. Melania Trump no lo ha creído necesario, y se ha despedido con un discurso grabado en vídeo ante un atril en que pedía a la nación paz y concordia.

Juntos en Arlington

Biden jurará el cargo a mediodía, las 18.00 en la España peninsular, y solo entonces entrarán los camiones, y los equipos de limpieza desinfecta­rán la residencia, con todos los protocolos que manda la pandemia de coronaviru­s. Mientras, a las 15.00, el presidente entrante se irá al cementerio de Arlington con Bill Clinton, George Bush y Barack Obama y sus mujeres a un

Las medidas por la pandemia han obligado a limitar el número de invitados. Un férreo dispositiv­o de seguridad trata de evitar incidentes como el asalto al Capitolio del 6 de enero

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