Antonio Garrosa Resina (1946-2021)
Mucho más que un político Permitió que el entonces joven Aznar alcanzase la presidencia de la Junta de Castilla y León
EL 13 de enero de 2021 fallecía Antonio Garrosa Resina (nacido, en Ávila, el 20 de junio de 1946). Ingeniero técnico industrial, doctor en Filosofía y Letras, profesor, escritor y político centrista, diputado por la provincia de Valladolid, en representación del Centro Democrático y Social (CDS) durante la III legislatura (1986-1989).
Cuando conocí a Antonio Garrosa el lema de su partido en las elecciones al Congreso de los Diputados era «Por un congreso Como Debe Ser (CDS)», donde el eslogan jugaba con las siglas del partido. Realmente Antonio ha sido una persona CDS, una persona «Como se Debe Ser».
Es fácil buscar epítetos para recordar a Antonio: inteligente, comprometido, conversador fiable, amigo de sus amigos, castellano recio y sencillo, desinteresado en los vicios y dotado de virtudes que transmitía a quienes le conocimos. Persona de valores morales y de una profunda creencia religiosa, emanada de sus numerosos estudios sobre santa Teresa de Jesús. Antonio fue mucho más que un político, una gran persona a la que una cabeza privilegiada jamás le hizo perder la serenidad, el equilibrio y la ternura que era capaz de transmitir en todas sus actuaciones.
A la política activa, quizá le dio los mejores años de su vida. Siempre leal a políticos de la talla de Adolfo Suárez, de Agustín Rodríguez Sahagún y tantos otros que fueron hijos de una España humilde, de una España que sabía del valor del esfuerzo para dignificar el origen; hombres de fe que dejaron una huella que los gobernantes actuales no conocen. Para alguien que, afortunadamente, sólo ha conocido un sistema democrático tengo que reconocer que no hay comparación posible en la talla intelectual de estos hombres con los que hoy nos dirigen. El abismo moral, me temo que aún es mayor.
Antonio Garrosa fue pieza clave en la posición del CDS en la abstención que permitió que un joven político llamado Aznar alcanzase la presidencia de la Junta de Castilla y León. Cumplió con su deber, cumplió con su moral, acató el significado del interés del partido frente a la impresión personal. Quizá ningún político contemporáneo comprendió su sacrificio personal. Lector empedernido, buscaba en los místicos abulenses inspiración para la política, inspiración para la vida, inspiración para no ser austero en las ideas sociales, inspiración para transmitir la educación como el valor más elevado al que debe llegar el ser humano.
Durante sus tres últimos años de vida supo llevar como pocos su enfermedad. Siempre con ánimos y siempre transmitiendo fe y esperanza a los que le conocimos.
Sin que ninguno lo supiéramos, estas navidades, se despidió. Uno por uno nos llamó. ¡Estoy bien! ¡Estoy limpio de todo mal, un milagro más en esta vida! Gracias, Antonio. Para mí, como para muchos, el mejor ejemplo de «Como se Debe Ser». Adiós.