El Puma, un «killer» a 110.000 euros al año
La primera presidenta del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, Esther Arizmendi, falleció en noviembre de 2017, y nadie tuvo prisa en sustituirla. Un CTBG descabezado molestaría menos al Gobierno. Pero se equivocaron, porque Javier Amorós, director en funciones, y Esperanza Zambrano, subdirectora general de Reclamaciones, se pusieron a exigir al poder que rinda cuentas. Y Pedro Sánchez no es de rendir muchas cuentas, por lo que encargó buscar un presidente que amarrara al Consejo. Lo encontraron en el jurista José Luis Rodríguez, a quien sus compañeros de la Complutense llamaban «El Puma», por el cantante venezolano homónimo.
No hizo una gran carrera académica, pese a que «le tocaba», recuerda un excompañero suyo, por el momento en que llegó (se licenció en Derecho en 1987 y comenzó como profesor ayudante de Constitucional en 1993) y porque era discípulo del catedrático Francisco Rubio Llorente, quien fuera vicepresidente del Tribunal Constitucional y luego presidente del Consejo de Estado.
Progresó fuera de las aulas y a la sombra del PSOE. Francisco Caamaño lo hizo director de su gabinete cuando Zapatero llegó al poder y lo nombró secretario de Estado de Relaciones
con las Cortes. Ascendió de la mano del político y jurista gallego, puesto que Caamaño lo colocó también como director del Gabinete al llegar a ministro de Justicia. Tras la llegada de Mariano Rajoy «el Puma» se mantuvo en un organismo del Gobierno pero autónomo, director de la Agencia Española de Protección de Datos entre 2011 y 2015, cuando vuelve a la Complutense. Le volvió a sonar el teléfono el pasado octubre para «poner orden» en el Consejo de Transparencia, con la anuencia de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y a propuesta de Carolina Darias, pues el CTBG está adscrito al Ministerio de Política Territorial y Función Pública. Buen cargo, pues tiene un sueldo de casi 111.000 euros anuales, 25.000 más que Sánchez. «Le hicieron un encargo», dicen fuentes de su entorno: «Parar las resoluciones del Consejo de Transparencia que tanto estaban molestando al Gobierno». Disciplinado en su trabajo, José Luis Rodríguez «es un ejecutor, un “killer” al que no le tiembla el pulso», dice otra fuente para explicar la destitución de Esperanza Zambrano. Ayer ABC quiso preguntar a Rodríguez por este cese, pero respondió de forma lacónica un portavoz: «Como funcionaria elegida por libre designación, ha sido sustituida por otra persona». Pues eso, que al Puma no le tiembla el pulso. de la noticia, fuentes conocedoras del caso explican que la situación de este funcionario se habría replanteado para evitarse su salida. Desde el Consejo de Transparencia confirman la destitución de Zambrano y aseguran de manera oficial que Amorós seguirá en su puesto.
Un año
Tanto Zambrano como Amorós han sido fundamentales hasta el nombramiento, a finales del año pasado, de Rodríguez Álvarez. Durante su etapa al frente de la institución, aunque fuera de forma interina, no les tembló el pulso a la hora de cuestionar, siempre con argumentos legales en la mano, las maniobras opacas del Gobierno al tratar de esconder información a la ciudadanía.
Los cambios ya se están notando. Un documento que el «nuevo» Consejo de Transparencia y Buen Gobierno ha remitido a ABC demuestra que pliegan velas. Este diario publicó el pasado mes de octubre que Pedro Sánchez se había llevado de veraneo a su pandilla de juventud al Palacio de Las Marismillas, en Doñana. Las vacaciones en palacios del Estado se extendieron a La Mareta, en Lanzarote, y se produ