Fuego cruzado en el PNV tras el caso de los gerentes de hospital
▶ Un implicado afirma que Salud autorizó que se le administrara la dosis
a operaciones internacionales que no han sido vacunados, como en Letonia.
Junto a la decepción hay otra sensibilidad en las Fuerzas Armadas: malestar, incluso indignación con el hecho de que se haya filtrado esta información. «Es una falta de lealtad al Jemad, que visita la misiones, que ha estado en Balmis y que no se habrá vacunado por su cuenta, sino siguiendo un protocolo», aseguran a ABC.
Unidas Podemos (UP) exigió ayer la dimisión de Villarroya, y de otros altos cargos militares por vacunarse contra el coronavirus sin pertenecer a ningún colectivo de riesgo. El portavoz de Defensa de UP en el Congreso, Enrique Santiago, líder del Partido Comunista, pidió que el Jemad fuese cesado directamente por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o que al menos dimita por voluntad propia cuanto antes. Sánchez no se pronunció al respecto, como era de esperar, y UP siguió presionando.
«Se saltaron la cola»
El diputado Santiago sostuvo que la ministra Robles tendrá que «dar explicaciones» si el Ministerio de Defensa «ha elaborado un protocolo que ha permitido a esos mandos vacunarse antes que la población o que otros militares en riesgo». Por su parte, el portavoz de UP en el Congreso, Pablo Echenique, aumentó la presión a los socialistas y pidió la dimisión de todos los que «se saltaron la cola», aunque más genérico, sin apelar al Jemad: «Los sinvergüenzas que se han vacunado saltándose la cola desde el privilegio de ser cargos públicos (cada día aparecen más) por supuesto deben dimitir todos, desde luego no pueden recibir la segunda dosis y posiblemente hayan cometido delitos de malversación y/o prevaricación».
Un rosario de casos
Este nuevo episodio se une al rosario de casos conocidos esta semana y que tuvo su episodio más trascendental desde el punto de vista político en la dimisión de Manuel Villegas, Consejero de Sanidad de la Región de Murcia, que se vio obligado a dimitir menos de 24 horas después de que se conociese su vacunación irregular. Un proceso que alcanzó a unas 400 personas de su consejería, entre las que se encontraba su mujer.
Rezagado por la dimisión del consejero de Sanidad de la Región de Murcia, el PSOE emitió ayer un comunicado esta tarde en el que pide a los cargos públicos que han incumplido el protocolo de vacunación que dimitan de sus puestos. El PSOE emitió esta nota tras conocerse un nuevo caso de un cargo público del PSOE, que se ha vacunado contra el Covid saltándose los protocolos establecidos por Sanidad. Se trata del alcalde Rogelio Garcés, primer edil de Asín, en Aragón.
Los socialistas«no consienten este tipo de actitudes insolidarias», dice el comunicado. Ferraz ya abrió un expediente y suspendía cautelarmente de militancia a los cuatro primeros alcaldes que se saltaron el protocolo. Pero la lista no ha dejado de crecer. En total son ya cerca de una treintena de cargos públicos los que han sido identificados en vacunación irregular.
Hasta en tres ocasiones negó ayer Gotzone Sagardui, consejera vasca de Salud, que autorizara a inmunizarse contra el coronavirus al ya exdirector del hospital bilbaíno de Santa Marina, José Luis Sabas, tal y como este aseveró en una entrevista de «El Correo». «Me vacuné a bombo y platillo», afirmó el que fuera también concejal del PNV en el Ayuntamiento de la capital vizcaína, quien añadió que fue «forzado» a dimitir de su cargo ante la amenaza de que iban a despedir a todo su equipo.
Sabas fue acusado el pasado miércoles de saltarse los protocolos del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) por vacunarse sin pertenecer a un grupo considerado de riesgo ni al personal sanitario que se encuentra en «primera línea» contra el coronavirus. Por estos mismos hechos se señaló también a otro exedil nacionalista, Eduardo Maiz, que hasta ahora había ejercido como gerente del hospital de Basurto. Ambos casos guardan similitudes pero también diferencias, pues si bien este último fue cesado del cargo, Sabas presentó su dimisión.
«No quiero entrar a juzgar lo que hacen otros compañeros. Pero parece que (Maiz) se vacunó antes. Yo me vacuné a bombo y platillo, sin esconderme», defendió el exdirector del Santa Marina, que puso el foco de la polémica sobre la titular de Salud del Gobierno vasco, Gotzone Sagardui. La misma que a raíz de que estallara el escándalo advirtió que los protocolos de Osakidetza «han de respetarse siempre y sin excusas» y que ayer, tras la reunión del consejo asesor de la pandemia en el País Vasco, negó tajantemente que tuviera constancia de estas vacunaciones.
En palabras de Sagardui, su departamento «no ha autorizado» a ningún hospital a vacunar a sanitarios que no se encuentren en esa «primera línea» de exposición al virus, es decir, aquellos que atienden a personas infectadas. A este respecto, afirmó que «todos los responsables de las organizaciones sanitarias tienen conocimiento de cuáles son los criterios» de Osakidetza sobre la administración de las dosis.
La consejera vasca insistió en que su equipo ha abierto una investigación para descubrir si existen más casos como los de Saba y Maiz, una medida que los grupos de la oposición en el Parlamento vasco consideran insuficiente dada la magnitud de lo sucedido. Los partidos exigen a la mandataria nacionalista más explicaciones, e incluso comienzan a oírse voces que reclaman su dimisión.