Proyecto Maquet.
Alonso dice que cuando se lo enseñó al académico este se quedó sorprendido por la similitud con su verbo. Además de con las gestas de Alastriste, también enriqueció la IA con «Cabo Trafalgar» y «La sombra del águila». Y con el Quijote, que por su diversidad léxica no podía faltar en esta ecuación.
Aunque por ahora solo puede «revertizar» relatos, el ingenio se podrá utilizar
de muchas formas. Por ejemplo, si se alimenta con el vocabulario de una época concreta facilitaría la ambientación histórica, el realismo, y ahorraría un montón de horas de trabajo. También existe la posibilidad de entrenarlo con la forma de hablar de un personaje, algo que ayudaría en la construcción de diálogos. Son solo algunas ideas. Hay más. «Puede ser fundamental para las franquicias. Podría usarse para pulir el tono de los libros de Star Wars. Abarataría los costes», afirma Alonso.
«Doping tecnológico»
Este «doping tecnológico» abre una gran cantidad de debates, que los dos implicados en este asunto debatirán en la Fundación Telefónica el próximo miér
Sobre estas líneas, el hacker Chema Alonso, creador del Proyecto Maquet, fotografiado en la sede de la Fundación Telefónica, en Madrid. A la izquierda, el duelo (¿a muerte?) entre el hombre y la inteligencia artificial según el ilustrador Daniel Parra coles 3 de febrero. ¿Se podrá patentar el estilo literario? ¿Existirá la posibilidad de vender la licencia de un estilo para que la utilicen otros autores, igual que se venden los derechos de adaptación de una obra al cine? ¿Podrá exigir el lector que las novelas que han utilizado la inteligencia artificial se marquen con algún tipo de sello o etiqueta? ¿Llegará un momento en el que el público demande esto como demandan los efectos especiales en el cine? ¿Vencerá el ordenador al hombre en el terreno literario, del mismo modo que Deeper Blue se convirtió en un ajedrecista imbatible? En esas cuestiones se dirime el futuro del oficio.
Alonso, por su parte, no duda de que las máquinas llegarán a firmar novelas: «Se está trabajando en el texto automático desde hace muchos años. Ya se ha alcanzado la paridad humana (que la inteligencia artificial haga su trabajo igual o mejor que la media de los humanos) a la hora de hacer resúmenes de encuentros deportivos e incluso traducciones. Pero quedan unos años para la escritura de textos literarios».
Cosa distinta es que la IA no disponga de esa intuición que tienen algunos talentos, capaces de cambiar el rumbo de la literatura universal con sus palabras. Quién sabe, quizás vivamos una batalla similar a la que se produjo entre la fotografía y la pintura, o entre el cine y el teatro, y al final acabemos distinguiendo la escritura humana de la artificial como dos artes completamente diferentes. Eso ya lo vaticinó Machado, que creía que aquella «máquina de trovar» iba a convivir con los poetas, pero que eran estos los únicos capaces de fundar una nueva sensibilidad. De alumbrar algo que antes ni siquiera existía.
«Aún quedan unos años para la escritura de textos literarios por parte de la inteligencia artificial»
que se olvidan a los pocos meses de haber sido lanzadas. Eso se puede hacer “artificialmente” sin ningún problema»,relata.
En el horizonte, un panorama poco halagüeño en el que «el único criterio será ganar dinero con productos efímeros sin ningún ánimo de trascendencia ni posteridad». «Nuestra sociedad occidental primermundista ya no valora la artesanía, ni el arte, ni lo que es único. Queremos cosas baratas (si son gratis, mejor), de rápido consumo y que nos entretengan. Eso es exactamente lo que nos darán las “máquinas”», vaticina la escritora alicantina.