Cultura española en Dajla
Los condicionantes políticos en la relación de España con el Sahara Occidental han contribuido a un abandono casi total del legado cultural español tras más de un siglo en una tierra desértica pero fascinante. El faro, un viejo cuartel militar, una plaza y un museo con una librería donada desde Canarias son las escasas referencias de la presencia española. Lo más relevante es el idioma. Puedes encontrar a personas de cierta edad hablando español, pero no se fomenta lo suficiente. Sólo la Academia Unamuno, dirigida por Brahim Hameyada, tiene dos grupos de unos quince alumnos cada uno. Por fin ha logrado un apoyo del Instituto Cervantes. Hameyada reclama más apoyo desde España para mantener un idioma fundamental y a las autoridades locales para que también contribuyan a la enseñanza del español.
Maghlaha Dlimi, con una dura experiencia desde niña en Tinduf y en Cuba, se ocupa de la biblioteca con libros españoles donada desde Canarias. Boujari Mamun, responsable de Cultura de la Comisión Regional de los Derechos Humanos de Dajla (antigua Villa Cisneros), reivindica que España cuide de su legado cultural porque, afirma, «la cultura española es parte de nuestra historia». La presidenta de la Comisión, Maimouna Essayed, joven de unos treinta años, comenta en castellano el trabajo realizado por un grupo de personas independiente, que lleva más de diez años sin recibir denuncias por violación de los Derechos Humanos por motivos políticos, se culminó en los años 90 la reconciliación y las indemnizaciones a todos los que sufrieron cárcel, incluidos los que estuvieron en Tinduf, y ahora en este último año 2020 de la pandemia hubo seis mujeres maltratadas y otras 40 denuncias protagonizadas, principalmente, por inmigrantes subsaharianos. En España, en 2020 murieron por violencia de género 45 mujeres.