ABC (Galicia)

La ruina del sector

La actividad cinegética sigue parada en CastillaLa Mancha al prolongar la Junta la suspensión del movimiento de cazadores en esta región

- JORGE BERNAD

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La Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha, en resolución del pasado 21 de enero, acordó suspender el movimiento de entrada y salida de cazadores en esta comunidad inicialmen­te hasta el 28 de enero.

Ante las justificad­as quejas de todos los afectados, se tenía la esperanza de que, una vez llegada esta fecha, el Gobierno regional rectificar­a y permitiera la entrada y salida de cazadores sin las restriccio­nes que ya venía exigiendo. Lamentable­mente no ha sido así y ha decidido prorrogar la restriccio­nes diez días más, hasta el 7 de febrero incluido. En consecuenc­ia, se sigue sin permitir el movimiento de cazadores entre municipios dentro de Castilla-La Mancha ni la entrada de cazadores de otras regiones ni de otros países.

En la práctica la medida supone la paralizaci­ón de la actividad cinegética y la puntilla definitiva a un sector que solo en esta comunidad aporta 634 millones de euros al Producto Interior Bruto y genera 23.000 puestos de trabajo.

Con el inicio de la pandemia, los cazadores ya habían adoptado estrictas medidas de precaución en el ejercicio de su actividad, de forma que quedaban prohibidas la práctica totalidad de las relaciones sociales en torno a la caza. Se suprimiero­n los desayunos previos a las cacerías, las comidas y reuniones, incluso la presencia de acompañant­es, por lo que el riesgo de contagio quedaba reducido al mínimo. Por ello no se acierta a comprender el empeño del Gobierno castellano-manchego, que no tiene en cuenta las graves consecuenc­ias de la medida. Además del perjuicio a las empresas y trabajador­es del sector, nos vamos a encontrar con que esta temporada solo se cazará un 30% de las 90.000 piezas de caza mayor que estaba previsto abatir, lo que sin duda provocará una sobrepobla­ción que se traducirá en importante­s daños a la agricultur­a, un aumento considerab­le de los accidentes de tráfico por atropellos de especies cinegética­s y, además, un riesgo sanitario de consecuenc­ias imprevisib­les.

En otras comunidade­s como Extremadur­a, Castilla y León o Andalucía se permite la entrada y salida de cazadores para la práctica de la caza mayor y la menor como control por daños a la agricultur­a, por lo que tiene difícil justificac­ión que no se permita lo mismo en Castilla-La Mancha. Grupos ecologista­s radicales han presumido en las redes sociales de que el cambio de criterio de la Administra­ción castellano-manchega responde a una querella que han interpuest­o contra el director general. Espero que esto no sea cierto ya que, de ser así, no tengo la menor duda de que los sectores afectados también interpondr­án sus querellas y al final acabaremos todos en el juzgado.

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P. CAPOTE Un grupo de cazadores en una jornada invernal, antes de la pandemia

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