La célebre Célebes
La isla de Célebes (Sulawesi) tiene la forma de una pieza de puzle, lo que parece corresponderse con su intrincada historia, que ha llenado muchas páginas de las publicaciones científicas de las últimas décadas. La presencia humana es muy temprana y existen restos de herramientas líticas de hace 118.000 años, manufacturadas –seguro– por alguna especie de homínido desconocida que habitó entonces en la isla, ya que los primeros restos ligados al Homo sapiens no son anteriores a los 50.000 años.
Los descubrimientos contemporáneos realizados en cuanto a flora y fauna son impactantes, como el de las diez especies de aves cantoras desconocidas para la ciencia encontradas en apenas unas jornadas de observación por el ornitólogo alemán Frank E. Rheindt y su equipo en 2009, algo insólito teniendo en cuenta que en los últimos treinta años se habían descrito tan solo ciento sesenta en todo el mundo. O la confirmación de la existencia de al menos un grupo de cinco celacantos en sus costas, obtenida por científicos indonesios y japoneses que los fotografiaron en 2006, unos peces de casi 100 kilos que se pensaba que se habían extinguido al tiempo que los dinosaurios, hace 65 millones de años.
En Célebes, un 35% de las aves que se pueden ver son endémicas. Y de las 127 especies de mamíferos conocidas, lo son 72 de ellas; o sea, un 69%, como la babirusa, el jabalí más extraño que pueda imaginarse. Uno de los descubrimientos más llamativos de los últimos tiempos es el de la pintura rupestre más antigua realizada por el Homo sapiens, con una antigüedad datada por análisis de uranio de unos 45.000 años. La pintura, localizada en la cueva de Leang Tedongnge, situada en el sur de la isla, representa una escena de caza en la que aparecen setenta y tres figuras de distintas épocas, principalmente cérvidos y jabalíes verrugosos de la Célebes (Sus celebensis); uno de los cuales es, según Adam Brumm, uno de los arqueólogos descubridores, «la representación pictórica más antigua de un animal conocida en el mundo» y «el arte figurativo más antiguo conocido por la arqueología». La figura demuestra la exquisita destreza de un artista humano. Quizás no sea de la talla de las representaciones de Altamira, pero hay que tener en cuenta que las separan 30.000 años y que solamente 12 o 15.000 años transcurrieron entre la creación de los míticos bisontes de Santillana del Mar y Las Meninas de Velázquez.