Blas Camacho Zancada (1939-2021)
Luchó política y socialmente por la reconciliación en España Diputado constituyente por Ciudad Real, formó parte del grupo Tácito
El virus, que no para, ha hecho parar en esta vida a Blas Camacho Zancada. Casado con Maricruz González, son padres de seis hijos y abuelos de dieciséis nietos.
Nació en Tomelloso en la Nochebuena de 1939. Y durante sus 81 años, hasta el 27 de enero pasado, se mantuvo siempre honrosamente de su pueblo, tanto en su permanencia en Madrid como en sus pasos profesionales por Bélgica o Australia. Por eso el Ayuntamiento de Tomelloso, en septiembre de 2020, le concedió, por unanimidad de todos los grupos políticos, el título de Hijo Predilecto.
Se licenció en Derecho en la Universidad de Deusto, en Ciencias Políticas en la Complutense y se diplomó en Derecho Internacional en la de Estrasburgo. Luego, en su trabajo profesional, fundó un despacho de abogados y una empresa de consultoría europea, de la que fue presidente.
Fue diputado constituyente por Ciudad Real, donde saben y han agradecido la dedicación por su provincia y por España. Y en cuatro legislaturas: 1977 y 1979 (UCD) y 1986 y 1989 (PP). Había pertenecido en sus primeros momentos al grupo Tácito. Era de quienes quisieron pasar página de los horrores y, sin olvidarlos, trabajar política y socialmente por la reconciliación en España con un diálogo incansable. Le tocó escuchar los tiros del 23 de febrero y «pernoctar» en el Parlamento hasta el día siguiente. Encarnó íntima y públicamente el «espíritu de la Transición». Y fue subsecretario en el Ministerio de Comercio y Turismo.
Pero debo subrayar dos «empeños» que lo caracterizan como hombre público y católico ferviente.
Entró como vocal en el Patronato de la Obra Pía de los Santos Lugares, adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores, donde lo conocí, por su experiencia y dedicación personal en catalogar –para cuidar– los bienes españoles culturales en Tierra Santa; y hasta el 2015, en la renovación del Patronato, mantuvo su perspicacia de estado promoviendo los valores de España y de la Iglesia.
Inició una asociación de fieles, en la Diócesis de Ciudad Real, para promover la causa de canonización de Ismael Molinero Novillo, joven de la Acción Católica de su pueblo, que durante la Guerra Civil fue alistado por el Ejército republicano y cayó prisionero en la batalla del río Alfambra (Teruel); guardó silencio sin desvelar su identidad, muriendo en Zaragoza después de haber pasado por prisiones provisionales en Santa Eulalia del Campo (Teruel) y San Juan de Mozarrifar (Zaragoza). Un joven para la reconciliación. Y, también por eso, Blas Camacho escribió su biografía: «Ismael de Tomelloso, In Silentio…».
Que un seglar en la Iglesia haya promovido esta causa de otro seglar seguramente es caso único en nuestra historia. Y estoy convencido de que habrá sido una alegría añadida por el mutuo encuentro cabe Dios.