Una película de miedo
Cuando el independentismo apalancado en la Generalitat trató de llevar a cabo el mes pasado un pucherazo de estilo caraqueño suspendiendo las elecciones de hoy –en ese momento el ahora diluido ‘efecto Illa’ hizo temblar las piernas a algunos–, nos pintaron un panorama de ‘guerra mundial z’. Más o menos, la escena era la siguiente: colas de votantes arrastrando los pies con brazos colganderos extendiendo la pandemia, superpropagadores con sobrecito en la mano condenándonos a la extinción. Bien, nada que no hayamos visto antes en el canal ‘apocalipsis’ de Filmin. Menos el PSC, que también hizo sus cálculos, todos los partidos se apuntaron a la catástrofe, y solo cuando el TSJC desmontó el tinglado comenzaron a creer que si el milagro del gel y la mascarilla servía para embutir a la gente en el Metro o para abrir los restaurantes, también lo sería para votar hoy. De la ‘Zombie party’ a la fiesta de la democracia. Unas semanas después de aquella broma, la tercera ola está remitiendo, las UCI comienzan a vaciarse y en las residencias los brotes han caído a la mitad. Lo que nos queda por delante hoy es un ejercicio de prudencia y, ahora sí, un espectacular despliegue de la Generalitat para demostrar que aquí se puede votar en condiciones. Quien aspira a organizar algún día un referéndum contra todo y contra todos no puede meter la pata hoy. Se votará en pabellones y en mercados municipales, una ‘app’ señalará en tiempo real la afluencia a cada colegio y hasta se ha reservado una hora para que voten quienes están en cuarentena. Lo del miedo al contagio lo superaremos, el pánico al resultado de esta noche eso ya es otra cosa. Gobierno ‘indepe’ o posible repetición electoral en julio. Películas de terror ya hemos visto bastantes en Cataluña.