INGENIERO DEL CENTRO DE ASTROBIOLOGÍA «Si hay rastros biológicos, los vamos a detectar»
José Antonio Rodríguez-Manfredi es ingeniero del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y responsable de MEDA (Mars Environmental Dynamics Analyzer), una estación meteorológica que caracterizará la atmósfera y el polvo marcianos y que viaja a bordo del Perseverance.
—¿Por fin vamos a saber si hay vida en Marte?
—Hemos estado posponiendo esa pregunta durante mucho tiempo. Las sondas Viking (enviadas por la NASA en los años 70) intentaron responderla, pero los resultados fueron muy controvertidos. Ahora, por primera vez, nos centramos en la búsqueda de los rastros de vida pasada y tenemos una gran esperanza de tener éxito. Que la vida exista ahora mismo tampoco es descartable, pero eso ya es un sueño.
—¿Por qué puede conseguirlo Perseverance?
—Sus instrumentos científicos están orientados a buscar compuestos orgánicos de origen biológico. Entre ellos, un láser que desde la distancia puede disparar las rocas y volatilizar las partículas; dos espectómetros en su brazo robótico, Sherloc y PIXL, que analizarán las muestras, y un microscopio para ver como si estuviéramos en un laboratorio, pero a 500 millones de km. Si hay rastros de vida, los vamos a identificar con alto grado de certeza. Nunca los hemos visto antes y es sumamente importante descartar un origen geológico. Recuerde el asunto de las fosfinas en Venus... Tenemos que estar seguros de lo que afirmamos. —¿Qué es lo que se espera encontrar? —Que nadie imagine algo similar a un virus moviéndose en una placa, sino restos de microorganismos, partes de lo que fueron en su momento. —¿Por qué se escogió el cráter Jezero para aterrizar?
—Hace 3.800 millones de años Marte
Descenso enp aracaídas Separación del escud tér
J.A. Rodríguez-Manfredi reunía las condiciones para que la vida pudiera haber evolucionado. Y creemos que Jezero pudo haberla preservado. Es como un congelador donde la materia orgánica tiene más oportunidades de resistir.
—Si no hay nada, ¿se acabó?
—En absoluto. El único caso de vida que conocemos es el de la Tierra, y constantemente nos sorprende. Es capaz de adaptarse a las condiciones más áridas y extremas. En los fondos marinos
Activac iónd ra ar despliegu ede lsi st ma ded esplazamient
hemos descubierto microorganismos que viven sin luz ni oxígeno. Igualmente los hemos encontrado en las toberas de refrigeración de las centrales nucleares, donde la radiación es increíblemente alta. O muy cerca, en Río Tinto, sobreviven con un pH bajísimo. Marte es muy frío y la radiación capaz de matar, pero si hubo una mínima oportunidad, ¿por qué no allí? Si ahora no lo logramos quizás lo hagamos en otro momento y lugar. —¿Qué aportará MEDA?
—Nos ayudará a conocer la dinámica de la atmósfera a nivel global y a caracterizar el peligrosísimo polvo marciano, partículas muy finas que podrían gripar motores o colarse en los dispositivos para sacar oxígeno que utilicen los astronautas en el futuro. —¿Cómo valora las misiones de China y Emiratos a Marte?
—La participación de nuevos países y empresas abre un escenario tremendamente ilusionante. El espacio se ha convertido en un nuevo motor de desarrollo no solo científico, sino también político, económico e industrial.