El apoyo de Unidas Podemos espolea la violencia callejera
▶ El grupo parlamentario registra la petición de indulto para Hasel y Valtònyc ante Justicia Mayoral no condena los disturbios y los actos vandálicos durante las manifestaciones
Unidas Podemos (UP) responde con otros asuntos cuando se le pregunta si condenan los actos de violencia callejera en los que están derivando algunas protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel. No se les pregunta qué piensan de las manifestaciones pacíficas, ni tampoco por alguna actuación policial que pudiera ser cuestionable. Se les pregunta concretamente por los vándalos y radicales que dejan a su paso escaparates rotos y vehículos quemados, y por unos hechos que han decidido no reprobar.
Una pregunta para un único medio fue lo que UP permitió ayer que se le hiciera a su portavoz Rafa Mayoral en el patio del Congreso de los Diputados. La cuestión fue la siguiente. «¿Unidas Podemos condena los actos vandálicos que se han producido en algunas manifestaciones; los actos de violencia por parte de algunos manifestantes?». A continuación, un enrevesado ejercicio discursivo de 4 minutos para escabullirse de la respuesta.
«Yo no tengo ningún problema en abordar la cuestión –empezó Mayoral–, lo que pasa es que tengo una opinión y las opiniones no se responden con un sí o con un no, las opiniones se responden en una situación tan compleja como la que está viviendo nuestro país, precisamente, en hacer una reflexión de participación democrática en
Pablo Iglesias está de suerte porque la derecha no sea fascista en España. Y está de suerte porque el centro-derecha no se arranque los fines de semana de manifa, escrache y cacerola ante la sede de Podemos. O ante la vicepresidencia del Gobierno. Está de suerte porque nadie de la derecha rompe un solo escaparate de los comerciantes, ni arroja adoquines a la Policía, ni incendia las calles, ni asalta comisarías, ni destroza motos y coches ajenos. Está de suerte porque la derecha solo se queja de esta agresión este país (sic.)». No responder una pregunta de la prensa puede ser casualidad o despiste. No hacerlo más de dos y tres veces, y que esto se repita con otros dirigentes del mismo grupo parlamentario, evidencia una orden marcada, y ese regate calculado se convierte en la respuesta en sí misma.
Al margen de esto, UP registró ayer ante el Ministerio de Justicia la petición de indulto para Hasel. Así presionan al PSOE y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También lo solicitan para Valtònyc, otro rapero que reside en Bélgica desde 2018 para evitar su ingreso en prisión. Condenado por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. UP tilda de injusto el encarcelamiento del primero y califica de «exilio» la situación del segundo. En el escrito también defienden la eliminación de los dos delitos que se les imputan, así como los tipos penales contra los sentimientos religiosos y las instituciones del Estado.
Mayoral también deslizó ayer un ataque velado a la Policía. «El problema que existe es que cuando no se hacen las cosas bien, quienes no las hacen bien no reciben reprimendas. Y eso hace que los que las hacen bien no encuentran incentivos y aquellas prácticas de los que las hacen mal se terminan convirtiendo desgraciadamente en opciones viables para abordar problemas que son de participación política y no de orden público», dijo.
El portavoz del grupo parlamentario, Pablo Echenique, escribió un mensaje en Twitter el miércoles por la noche alentando las protestas de la Puerta del Sol, en Madrid, a pesar de que decenas de grupos de jóvenes se habían saltado el toque de queda y las restricciones sanitarias del coronavirus.
El tuit de Echenique Podemos no reprueba el tuit de Echenique donde animó a los «antifascistas» a seguir en las protestas
sistemática a la democracia con la quietud de la palabra, con editoriales, con columnas de opinión en periódicos aún libres, en la radio… con la denuncia, con el desprecio intelectual, con la razón de la expresión, con la lógica de la ley.
Pablo Iglesias está de suerte porque nunca hubo una derecha más tibia, más mansa y ensimismada en su propia carencia de identidad. Está de suerte porque se deja ser insultada. Porque las mentiras totalitarias contra este sistema político en fase de dinamitación solo se repiten y repiten porque la derecha tiene erisipela a la calle. Está de suerte porque el patrimonio moral de la protesta se lo ha arrogado el populismo radical de la izquierda mientras la derecha masculla su agonía arrumbada en los bares que van quedando abiertos.
En eso, la derecha no es como la izquierda. Y tanto respeto democrático se trasfunde en una cansina y acomodaticia indolencia colectiva. Dormidina ideológica porque nadie moviliza frente a la pereza. La derecha sociológica –¿mayoría silenciosa?– se deja oír, pero no se deja ver. Por eso Iglesias está de suerte. Ni siquiera planta cara intelectual. Bonita expresión aquella de la «batalla de las ideas». La coartada es buena. La batalla de las ideas, de los argumentos, de los valores. Pero a la hora de la verdad, la izquierda gana «Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles», dijo. También ese dí, pero por la mañana, preguntado por las protestas en Cataluña, el secretario primero de la Mesa del Congreso y diputado de UP, Gerardo Pisarello, se limitó a responder que la mayoría habían sido pacíficas y que había que centrarse en eso. Solo la diputada de UP Sofía Castañón dijo en TVE que condenaban la violencia. Mayoral, Echenique y Jaume Asens se centraron en denunciar las cargas por incomparecencia del rival…
Remangarse por las ideas es patrimonio exclusivo de un progresismo militante y comprometido, de extremistas de universidad que solo discrepan para vomitar odio, y cuya fachada pseudointelectual es dirimir diferencias entre Lenin y Trotsky para convertir a España en un erial sin libertad. En cambio, la derecha solo piensa, y escribe, y medita. A veces, incluso de modo sesudo. Echa humo contra este ataque sistémico a la libertad desde el núcleo del mismo Gobierno. La derecha aporta ideas, reflexiones, se exige a sí misma rectificaciones y hace autocrítica grandilocuente de salón, pero que sean otros quienes decidan qué hacer con esas ideas mientras una izquierda de guerrilla organizada las aplasta con tapas de alcantarilla arrancadas de cuajo para usarlas como un