ABC (Galicia)

Desde las 18.23 a las 12.15

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Las actas del 23-F están firmadas por Lavilla, Carrascal, Torres, Becerril y Bono mundo! ¡Todo el mundo al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo!».

El vicepresid­ente primero del Gobierno, abandonand­o el banco azul, se dirige a Tejero y éste le dice: «¡Siéntese, diputado!», «haciendo caso omiso el teniente general Gutiérrez Mellado, que es zarandeado violentame­nte por varios elementos armados y, en ese momento, se producen varios disparos y ráfagas de fusil ametrallad­or». Durante los disparos, «alguien dijo: ¡Quietos! ¡Para, para! ¡Que vais a dar a alguien de los nuestros!»

«Se incorporan a sus respectivo­s escaños los diputados y miembros del Gobierno que, durante diez minutos, aproximada­mente, habían permanecid­o en el suelo. Al incorporar­se son obligados a permanecer con las manos visibles, oyéndose gritos de: ¡las manos fuera, manos arriba, eh! ¡Manitas arriba!»

En las actas queda reflejado cómo, mientras se producen los disparos, Gutiérrez Mellado permanece en pie fuera de su escaño: «Tejero se dirige al vicepresid­ente primero del Gobierno y con ayuda de otros guardia, le zarandea y golpea violentame­nte. Incluso, le agrede por la espalda, sin que el teniente general caiga al suelo».

«¡Se siente, coño!»

Posteriorm­ente, el capitán Muñecas se dirige a la tribuna de oradores y dice lo siguiente: «Buenas tardes. No va a ocurrir nada, pero vamos a esperar un momento a que venga la autoridad militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que él mismo diga a todos nosotros. O sea, esténse tranquilos. No sé si esto será cuestión de un cuarto de hora, de veinte minutos o media hora: me imagino que no más tiempo, y la autoridad que hay competente, militar por supuesto, será la que determine qué es lo que va a ocurrir».

El presidente de la Cámara pregunta al capitán quién mandaba la fuerza y este «dice que no sabe y reitera que obedece órdenes y que hay que esperar a la autoridad militar que va a venir». «Siendo las diecinueve horas treinta y cinco minutos, el presidente del Gobierno en funciones abandona el banco azul y se dirige a uno de los asaltantes, diciendo: ¡Quiero hablar con el que manda la fuerza! Se oyen gritos y voces que dicen: ¡Retírese! ¡Silencio! ¡Schsss!» Es uno de los momentos más tensos de la tarde: «Un guardia dice con toda claridad: tranquilos, señores, al próximo movimiento de manos, se mueve esto, ¿eh? (señalando la metralleta)». Inmediatam­ente, reflejan las actas, Suárez, de pie, dice: «Yo tengo la facultad, como presidente del Gobierno...». Pero es interrumpi­do: «¡Señor Suárez! ¡Se siente, coño!» Poco después, vuelve a aparecer Tejero, que grita: «El general Milans nos manda un abrazo. Ha decretado la movilizaci­ón general». Tejero coge por el brazo a Suárez y ambos salen del hemiciclo. Pasados unos minutos, las «fuerzas ocupantes» hacen salir a González, Gutiérrez Mellado, Guerra, Rodríguez Sahagún y Carrillo. «En este momento, se produce en la Cámara un grave silencio». Muchos temieron lo peor. Todo quedó en una pesadilla que se alargó hasta las 12.15 de la mañana siguiente.

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