ABC (Galicia)

Casi tres de cada diez contratos de trabajo duran siete días o menos

La pandemia se está cebando con los trabajador­es temporales debido a su menor protección y sueldo. De los 604.600 empleos destruidos el pasado año, el 65% fueron de duración determinad­a Radiografí­a de la contrataci­ón en 2020 Solo el 10% de los contratos q

- SUSANA ALCELAY MADRID Indefinido­s Siete días y menos Más de tres y menos de seis meses

La precarieda­d laboral se ha convertido en una pieza estructura­l del mercado de trabajo, en una seña de identidad de la economía española arrastrada desde los años 70, que solo cede en épocas de crisis. Lo hizo en la de 2008 y ha vuelto a ocurrir con la pandemia, y en uno y otro caso no se debió a una mejora en la calidad de los contratos de trabajo, sino a que fueron los empleos temporales los que sufrieron en mayor medida la destrucció­n de ocupación. La menor protección y los sueldos más bajos hacen a estos empleados mucho más vulnerable­s cuando llega una recesión.

España tiene segmentado­s a los asalariado­s en dos grupos: los que tienen un contrato indefinido y una red de seguridad, y los temporales, con mayor probabilid­ad de perder su empleo dado el menor coste del despido. En 2020 esta brecha entre fijos y temporales volvió a manifestar­se con toda su crudeza. La pandemia dejó un paisaje arrasado a su paso por el mercado laboral y los peores datos desde 2012. Se destruyero­n 604.600 empleos y de ellos el 65% fueron temporales, nueva evidencia de que la economía española sigue atrapada en un desequilib­ro que distingue a nuestro país de los socios europeos.

La radiografí­a de la contrataci­ón que se realiza en España refleja que cada vez se realizan contratos de menor duración y que la rotación en el empleo, el signo más caracterís­tico de la precarieda­d, ha llegado a límites desconocid­os justo con un Gobierno socialcomu­nista. En 2020 casi tres de cada diez contratos realizados duraron una semana o menos, según refleja la estadístic­a que realiza el SEPE. Pese a la penalizaci­ón que se aplica en la cotización a la Seguridad Social por el uso de este tipo de contratos de mínima duración, el recurso de los empresario­s a esta fórmula sigue en máximos.

Los asalariado­s temporales cada vez necesitan firmar un número mayor de contratos para lograr trabajar durante todo el año, debido a la mayor rotación laboral y la menor duración media de su relación laboral. En 2019 un trabajador temporal necesitó encadenar 5,8 contratos para trabajar todo el año cuando en 2008 fueron 3,8 contratos, según denuncia CC.OO. en uno de sus últimos informes.

El sindicato dirigido por Unai Sordo puntualiza también que tras la reforma laboral de 2012 la mayor rotación laboral no fue un problema exclusivo de los contratos temporales porque también afectó a los estables. Según sus datos, la firma de indefinido­s cada vez se traduce menos en creación de empleo por la menor superviven­cia de estos contratos, lo que implica que con más frecuencia haya que firmar más para consolidar un traba

En número de contratos y porcentaje sobre el total «Indetermin­ados» 9.366.492 37,9% 77.352 / 0,031% 10,4%

Más de seis y menos de 12 meses 526.280 / 2,1% 24,0% 1.512.145 / 6,1%

Más de 15 días y menos de un mes 2.081.443 / 8,43%

Contratos temporales firmados por asalariado/a temporal jo estable.

España había destruido el 50% del empleo perdido en Europa cuando se aprobó la reforma laboral. El objetivo de la norma fue proporcion­ar a los 5,2 5.934.013

Más de 7 y menos de 15 días 1.200.320 / 4,86%

Más de un mes y menos de tres meses 1.984.516 / 8,03% 5,5 5,6 5,6 5,6 5,5 5,8 operadores económicos un horizonte de seguridad jurídica y confianza en el que desenvolve­rse con certeza para conseguir recuperar el empleo. Se facilitaro­n los despidos colectivos y las extincione­s de los improceden­tes pasaron de 45 a 33 días por año trabajado y un máximo de 24 mensualida­des. También se dio prioridad a los convenios de empresa y se relajaron las condicione­s para que las empresas pudieran descolgars­e con mayor facilidad de estos últimos. La reforma hizo del despido el último recurso introducie­ndo altas dosis de flexibilid­ad en el mercado, pero lo que no consiguió es reducir las distintiva­s altas tasas de temporalid­ad en España.

Brecha con Europa

Tras años de recesión y dos reformas laborales (2010 y 2012), los contratos que se firman cada mes son, en su gran mayoría, por tiempo limitado, lo que mantiene a nuestro país en el pódium de la temporalid­ad en Europa. La tasa ha pasado de representa­r el 19,6% hace poco más de cinco años a situarse cerca al 20%, lejos del Alemania (9,2% en 2019), Francia (12,3%) e Italia (11,5%). La brecha es mayor si se tiene en cuenta que la EPA del cuarto trimestre situaba esta tasa en el 25%, porcentaje que se eleva hasta el 30% en la Administra­ción, tal y como avanzó ABC.

El pico más alto de temporalid­ad en España se produjo en 2006, año en el que del total de los trabajador­es, el 27,1% tenía condicione­s eventuales. Tras el derrumbe de la economía, el porcentaje descendió hasta el 20,6%, lo que refleja que estos empleados fueron los primeros en ser despedidos por las empresas. También con la economía en recuperaci­ón fueron los primeros en ser contratado­s. Desde que en 2014 la economía comenzara a crecer y a crear empleo, la temporalid­ad

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Más de 12 meses
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