ABC (Galicia)

El bajón de cada temporada

▶ Una Liga más, el Atlético sufre su mes malo a principio de año, pero continúa agarrado al liderato

- JORGE ABIZANDA MADRID

jugó el puesto en la Liga con victorias frente al Sevilla, el Barcelona y el Atlético, que le salvaron de la quema. No podía reservar a nadie. Ahora ha hecho sencillame­nte lo mismo. El club se juega su futuro en Europa el miércoles, frente al Atalanta, y el entrenador alineó en Valladolid a toda la artillería que sigue viva, sin romperse. No resguardó a nadie. Los blancos vencieron en el José Zorrilla por oficio, con la veteranía de Courtois, Casemiro, Modric y Kroos. El guardameta, el medio de contención y el dúo creativo.

Estos cuatro hombres han sido los cimientos de las cuatro victorias consecutiv­as que han llevado al Real Madrid a colocarse a tres puntos del conjunto de Simeone. El cuarteto de comandante­s de Zizou lo han hecho con el lema del argentino, partido a partido, sin mencionar nunca que pueden ganar la Liga. Ni siquiera lo dicen ahora. «Lucharemos hasta el final», es la máxima frase que desvela el francés, aunque en la cocina blanca sí expresa las mismas palabras que Casemiro destacó con sinceridad: «Siempre pensamos que la Liga era posible».

El responsabl­e deportivo del campeón vigente ha conseguido recuperar las aspiracion­es al título con la misma estrategia que aplicó el curso pasado. A falta de un goleador puro, con dificultad­es para marcar, el francés ha vuelto a obtener resultados con la defensa como prioridad. El reto es «la puerta a cero». Para ello, Courtois y Casemiro han sido fundamenta­les. El guardameta debía ser el salvador en los momentos difíciles. Es la genética que exige ser portero del Real Madrid. El belga fue milagroso en Valladolid y en Huesca. Y Casemiro se transformó otra vez en un destructor que juega verdaderam­ente como un tercer central, para subir al ataque en las acciones a balón parado y sentenciar los puntos. Si falta el fútbol hilado, el juego aéreo es la clave madridista.

Benzema: hoy se decide

El mérito de Zidane es que ha conseguir reengancha­rse a la Liga con un equipo diezmado, con lesionados de larga duración, sin Ramos, sin Carvajal, sin Valverde, sin Hazard, sin Rodrygo y con los chavales de la cantera como relevo. Arribas, Marvin, Chust y Hugo Duro ya suenan en las alineacion­es del madridismo. Blanco y Miguel Gutiérrez llaman también a la puerta de la primera plantilla. Benzema ha sido la última baja. Sufre una pequeña dolencia en el aductor izquierdo y hoy decidirá, de acuerdo con los doctores y Zidane, si juega el miércoles en Bérgamo. El quid que debatirán hoy es si merece la pena arriesgar o no. Puede haber una lesión superior. Y la Champions es muy importante, pero Zizou nunca menospreci­ará la Liga.

En una temporada que marchaba de cara en la Liga para el Atlético de Madrid, en números de campeón al término de la primera vuelta, el viento ha cambiado de repente de dirección y al equipo le toca ahora remar contra corriente después de que solo haya sido capaz de sumar cinco puntos de los últimos doce disputados. Un atasco más de acierto ante la portería rival que de juego del que ha sabido aprovechar­se el eterno rival para recortar diferencia­s (a tres puntos con un partido más) y reavivar la pelea por el campeonato justo a las puertas del regreso de ambos a la guerra europea de la Champions. El bajón contra el que los rojiblanco­s se ven habitualme­nte obligados a pelear cuando aparecen diciembre y enero ha llegado este curso con retraso y febrero es el mes que ha desatado las dudas. Desde el primer partido, Simeone y su tropa habían ido sorteando con sobresalie­nte las numerosas dificultad­es aparecidas en el camino en forma de sanciones, lesiones y coronaviru­s, pero en las últimas semanas al equipo se le han juntado todos los males y no se están encontrand­o soluciones. La buena noticia para el Atlético es que se ha podido permitir el lujo de vivir de las rentas para seguir como líder. El derbi del próximo 7 de marzo cobra aún más interés.

Las causas del apagón

Lo advirtió Simeone hace unos días cuando afirmó que sería «muy difícil que los números de la segunda vuelta sean parecidos a los de la primera», ya que tras el ecuador del campeonato aumenta el nivel de los rivales debido a la urgencia de los objetivos. El problema con el que se ha encontrado su equipo es que, acostumbra­do a sumar de tres en tres, el apagón ha llegado de golpe y en el momento menos oportuno. A las puertas de la Champions, competició­n que siempre exige lo máximo y que esta temporada resulta aún más selectiva por lo apretado del calendario, el Levante ha privado de cinco puntos al Atlético en tres días, algo que parecía impensable. Dos empates y una derrota rojiblanca­s en las últimas cuatro jornadas, un palo en la carrera por el título, pero ni mucho menos definitivo. En su estadio y en el Metropolit­ano, donde los madrileños no perdían en Liga desde diciembre de 2019, el Levante ha terminado de destapar esa extraña sensación de debilidad defensiva que acompaña ahora al conjunto de Simeone. Habituados a un Oblak imbatible, sorprende que un equipo considerad­o en los últimos años un paradigma por su solidez atrás haya encajado en las últimas siete jornadas. La estadístic­a evidencia un problema. Seis goles recibió el esloveno en los 16 primeros encuentros, cifra que ha disparado a 16 solo siete citas después. Las ausencias por sanciones (Trippier de larga duración por el castigo de la FIFA), las lesiones (Giménez, la última víctima este sábado) y el coronaviru­s han terminado por agujerear un muro de hormigón. El cambio de sistema de tres centrales que tan bien le funcionaba al Cholo en el inicio de curso tampoco resulta ahora una garantía.

El Atlético ha cambiado su estilo y es ahora un equipo más ofensivo, pero la debilidad atrás ha coincidido con el atasco ante las porterías rivales. No se puede argumentar, ni mucho menos, que los rojiblanco­s estén jugando mal, pero la falta de puntería ha empezado a convertirs­e también en un lastre, aunque ya se sabe que el fútbol son rachas. Lo que antes le entraba a Luis Suárez, ahora acaba en los palos, como le sucedió en la victoria en Los Cármenes o el sábado en una falta. El asedio en algunas fases de los dos partidos contra el Levante quedó sin premio. El gol recibido en la prolongaci­ón ante el Celta o el fallo de Correa a puerta vacía en el Ciutat de Valencia ejemplific­an el mal fario que envuelve ahora al Atlético. Ganó de penalti en Eibar o sobre la bocina en Vitoria, pero el viento ha cambiado en el último mes y el Madrid ha sabido colocarse a la estela del líder.

Un Atlético al que la secuencia de lesiones, sanciones y cuarentena­s ha terminado por restar ese punto de intensidad que siempre suponía un extra para el equipo de un técnico que se ha visto obligado a reconverti­r la posición en el campo de más de un futbolista porque las circunstan­cias le han impedido aplicar una política de rotaciones. Pero el Atlético nunca deja de creer y anuncia lucha hasta el final.

GOLES Recibió 6 en las primeras 16 jornadas; en las últimas siete ha sumado otros 10

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REUTERS Joao Félix y Suárez, cabizbajos tras la derrota ante el Levante
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