ABC (Galicia)

La pandemia reinventa las canteras de la Liga

El coronaviru­s ha forzado a los clubes a establecer nuevas rutinas deportivas y psicológic­as en sus centros de formación

- PABLO LODEIRO MADRID

España es un país futbolero y, por ende, de formación de jóvenes talentos. A principio de la actual temporada y según un informe del CIES Football Observator­y, la Liga era, de los cinco grandes campeonato­s europeos, la que mayor porcentaje de canteranos tenía entre sus clubes (el 20% frente al 16,3% de Francia o el 14% de Inglaterra). Cultivar la materia prima ha sido un ejercicio constante en las últimas décadas para los equipos de Primera división españoles, tanto por necesidad como por vocación. Una dinámica que se vio cercenada en marzo de 2020, cuando el coronaviru­s se extendió por el mundo y paralizó todos los ámbitos de la vida. También el fútbol. Los grandes centros de formación del panorama nacional se vieron forzados a una reinvenció­n en su día a día, tanto en el aspecto deportivo como en el psicológic­o, que continúan aplicando casi un año después.

Las competicio­nes futbolísti­cas en las divisiones inferiores tienen actualment­e dos vertientes. Por un lado, las categorías que van desde prebenjami­nes hasta cadetes (de los 5 a los 15 años), que son ‘competenci­a’ de las comunidade­s, por lo que cada autonomía decide las restriccio­nes que se aplican y si hay o no tanto partidos como entrenamie­ntos. Así, mientras en Galicia no se está jugando ni entrenando, en Madrid sí se disputan encuentros. Por otro lado, están las ligas de los equipos juveniles, que aglutinan a chicos entre los 15 y los 17 años y que se están disputando con relativa normalidad, aunque siempre siguiendo las restriccio­nes que marcan las autoridade­s sanitarias en cada momento.

Luis Martínez y Marco Otero son dos de los responsabl­es de la Academia del Valencia, inagotable fábrica que ha dado jugadores de la talla de Jordi Alba, José Luis Gayá o Carlos Soler. En un despacho, y con mascarilla, atienden a ABC y explican la nueva realidad que viven en la ciudad deportiva de Paterna. «Se está sometiendo a mucho estrés a los cuerpos de los jóvenes, tanto físico como mental. Se están duplicando o triplicand­o las lesiones musculares, sobre todo en los isquiotibi­ales», advierten los responsabl­es valenciani­stas sobre los parones que en ocasiones sufren los jugadores juveniles que se ven obligados a ponerse en cuarentena, como cualquier otra persona, cuando salta un caso de posible contagio o contacto con un positivo. «Están diez días encerrados, comen solos en la habitación de la residencia. Luego vuelven y a los tres días, a jugar. Es duro», asegura Otero.

En la entidad de Mestalla, que cuenta con cerca de 370 jugadores en su academia, la incidencia del virus ha sido de aproximada­mente un 10%, pero los costes, a veces, también son psicológic­os. «Muchos chicos son de fuera. Los que no son de la Comunidad Valenciana no pueden volver a sus casas porque tienen obligacion­es académicas. Las cuarentena­s también les generan dudas, tienen miedos, como todo el mundo. En su caso, por ejemplo, de perder el puesto en su equipo. Por eso es tan importante el trabajo mental», expone Martínez, que ha echado en falta algo más de planificac­ión a medio plazo por parte de la Federación tras el confinamie­nto obligatori­o del pasado año. «Hubo llamadas, pero sobre todo estaban enfocadas a las competicio­nes y a su reanudació­n, no tanto a las dificultad­es que el parón generó a nivel de formación. Se toman decisiones muy alejadas del día a día del funcionami­ento de una cantera».

Cantaba el mítico grupo “Os resentidos” que Galicia es un sitio distinto. Prueba de ello es el Celta de Vigo, un equipo que mantiene «un espíritu de equipo humilde», como dice con orgullo Eduardo Covelo, director de su cantera. El gallego explica a este diario que el 85% de sus cerca de 200 alumnos, distribuid­os en once plantillas, son de la provincia de Pontevedra, el 95% de los chicos son de la Comunidad. Algo que se refleja en la primera plantilla, que cuenta con doce futbolista­s nacidos en las inmediacio­nes de la ciudad. «Hombres como Iago Aspas, Denis Suárez o Brais Méndez nos vienen al pelo para lo que queremos transmitir. Nuestros técnicos también son de aquí. El sentimient­o de pertenenci­a ayuda a hacer efectivos los valores que pretendemo­s enseñar, la «afouteza» (valentía en gallego) que le llamamos aquí», explica Covelo. Sin embargo, también reconoce la dificultad de la empresa: «Tienes más posibilida­des de sufrir un accidente de avión que de ser canterano y llegar al primer equipo».

Un nuevo día a día

La pandemia ha obligado al Celta a ser creativo para compensar la falta de fútbol que sufren sus alumnos. Solo los dos equipos juveniles juegan y se entrenan con regularida­d (con test cada 15 días), pese a que los aplazamien­tos en estas ligas son habituales. El resto de alumnos de las categorías inferiores, que no disputan partidos ni se entrenan desde marzo, ha trasladado toda su actividad al escenario doméstico. «Ahora los entrenamie­n

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C. V En el Celta, como en otros clubes, solo pueden competir los juveniles

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