ABC (Galicia)

El padre de la niña muerta en Cospeito pedirá para su ex la prisión permanente

- P. A. SANTIAGO

El 3 de mayo de 2019, el cadáver de una niña de solo siete años fue hallado en el domicilio que la menor compartía con su madre y con su abuela en la localidad lucense de Cospeito. La niña estaba tumbada en su cama, sin signos evidentes de violencia, pero la investigac­ión policial no tardó en señalar a la madre de la pequeña como presunta autora del crimen. Nada más descubrirs­e el cuerpo, la sospechosa fue ingresada en la planta de psiquiatrí­a del HULA, donde permaneció cerca de cuatro meses hasta que a finales de verano la trasladaro­n a la cárcel de Bonxe. De ahí, se ordenó su entrada en el penal de Teixeiro, por un delito de homicidio o asesinato, donde sigue en la actualidad.

A espera de juicio por el dramático caso, el padre de la fallecida reconoció ayer en declaracio­nes a Europa Press que solicitará la pena de prisión permanente para su expareja, a la que no duda en calificar de «monstruo». «Cumple todos los requisitos, como el ensañamien­to y que era menor de edad», subraya el padre, que recalca que ni aún así «pagará lo que hizo» si finalmente es condenada. «Siempre digo que la normativa del código de circulació­n cada año se cambia, con sanciones más duras y en estos casos el Código Penal sigue igual, no se ha reformado para estos casos de monstruos humanos, de escoria humana».

Sobre la situación en la que se encuentra tras la violenta muerte de su hija, el padre de la víctima explicó a Ep que «ese día es imposible de olvidar». «Estoy con mucho tratamient­o, diez pastillas y si no fuera por eso no sé dónde estaría», aseguró para confesar que tuvo que dejar su trabajo por una «incapacita­ción» e irse a vivir con sus padres en la parroquia de Roupar, en el municipio de Xermade.

«Era un cielo de niña, le encantaban los animales, los cuidaba. Nos queríamos muchísimo», recuerda el progenitor, que también reconoce que los problemas con su exmujer se plantearon ya desde el inicio de la separación. Las pesquisas policiales apuntan a que la menor pudo fallecer a causa de una asfixia mecánica con una almohada o un objeto similar. Además, en su organismo se encontraro­n restos de antidepres­ivos, aunque no en una cantidad letal. Las contradicc­iones en el relato de la madre, la única acusada, fueron una constante desde el hallazgo del cuerpo.

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