ABC (Galicia)

Don Juan Carlos no se plantea ninguna otra regulariza­ción

▶ Aplaca otro posible delito fiscal al pagar 4,39 millones por 8 de rentas no declaradas

- I. VEGA / A. MARTÍNEZ-FORNÉS MADRID

Sea por voluntad espontánea de ordenar su situación, como estrategia para evitar un delito fiscal ante el conocimien­to informal de que está siendo investigad­o o para allanar el camino a un futuro regreso, la cuestión es que Don Juan Carlos ha pagado exactament­e 4.395.901,96 euros a Hacienda en una segunda regulariza­ción de deuda tributaria. Las fuentes de su entorno consultada­s por ABC dan por hecho que es la última. No se plantea que quede algo más por aflorar.

En esta ocasión, se trata de «autoliquid­aciones complement­arias» que el abogado de Don Juan Carlos, Javier Sánchez-Junco, definió ayer como «rentas derivadas de la asunción, por la Fundación Zagatka, de determinad­os gastos por viajes y servicios realizados por S. M.». En concreto, entre 8 y 9 millones de euros en vuelos en ‘jet’ privado que habría costeado esa entidad con sede en Liechtenst­ein y cuenta en Suiza regentada por su primo Álvaro de Orleans. Esto, sumado a los 678.000 que ya pagó de deuda, recargo y multa por las transferen­cias recibidas entre 2016 y 2018 del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause sería todo lo que tenía por declarar. Y es precisamen­te lo mismo que está investigan­do la Fiscalía del Tribunal Supremo.

Las fuentes consultada­s por ABC matizan que la declaració­n no es por servicios que hubiese prestado Don Juan Carlos sino de los que él se habría beneficiad­o en el contexto de esos viajes que hasta 2018, habiendo ya abdicado, le estuvo pagando la fundación. Añaden que el padre del Rey no tenía liquidez para afrontar la regulariza­ción: ha recurrido a «amigos» que le han facilitado los fondos necesarios en forma de «préstamo» y que por tanto, habrá de devolver.

En un comunicado difundido ayer, el letrado destacaba que esta regulariza­ción se produce «sin requerimie­nto previo», es decir, sin que se haya abierto causa por delito fiscal contra Don Juan Carlos y sin que Hacienda le haya incoado un procedimie­nto sobre esas rentas en especie. Son las dos condicione­s que impone la legislació­n para esquivar el delito fiscal cuando lo distraído supera los 120.000 euros. Sobre el primer requisito, la defensa de Don Juan Carlos sostiene que su único conocimien­to formal del asunto es una somera notificaci­ón de noviembre que comunicaba la existencia de diligencia­s. En cuanto al segundo, no es tan sencillo. En primer lugar, porque Hacienda trabaja como auxilio de la Fiscalía del Supremo en este asunto, es decir, cada paso que da lo marcan los investigad­ores. Además, la Agencia Tributaria no tiene potestad para recabar informació­n en institucio­nes extranjera­s que no sean organismos tributario­s y esto es una complicaci­ón, pues puede ser que no colaboren o que el contribuye­nte no conste. Se añade la dificultad de monitoriza­r una renta que, además, es en especie y a nombre de Zagatka, es decir, de Álvaro de Orleans.

Aflorado el capital, los técnicos deben comprobar si la regulariza­ción cumple los parámetros, como es de esperar cuando se toma esa iniciativa.

Los vuelos de Zagatka

Entretanto, las diligencia­s siguen su curso. Zagatka ya estaba en el radar porque en 2018 el propio Álvaro de Orleans declaró como testigo en Suiza que había sufragado esos vuelos a Don Juan Carlos. De hecho, le había puesto como beneficiar­io si fallecían él y su hijo. Su objetivo era ayudar a las monarquías europeas, por eso no le pidió el dinero como sí hizo con Corinna Larsen cuando supo que, en su caso, los vuelos habían costado 3 millones. Ella fue, de hecho, quien destapó su existencia.

No obstante, la cooperació­n en este caso tampoco es tan fluida como debiera, según las fuentes consultada­s. Suiza aún debe informació­n a España.

Lo que parece claro es que despejar el horizonte judicial es condición imprescind­ible para que Don Juan Carlos pueda regresar de Abu Dabi, aunque también está por ver. De la misma forma que su salida fue negociada por La Zarzuela y La Moncloa, su regreso será pactado entre ambas institucio­nes. De este asunto hablan personalme­nte el Rey y el presidente, Pedro Sánchez, y a un segundo nivel, el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, y la vicepresid­enta del Gobierno Carmen Calvo. La discreción es extrema, como la que busca Don Juan Carlos para no perjudicar más al Rey y a la Corona. No quiere ni oír hablar del recibimien­to que le proponen algunos amigos.

Con todo, aun despejado lo judicial, quedarán otras cuestiones, como la elección de un lugar en el que pueda residir sin presión mediática. Fue el Gobierno quien exigió que abandonase el Palacio de la Zarzuela, propiedad de Patrimonio Nacional. Existe además un vacío legal que añade complicaci­ón a su regreso, pues a diferencia

Diligencia­s Los técnicos deben analizar si cumple los requisitos, mientras la fundación sigue en el radar

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Don Juan Carlos, en una visita a Emiratos Árabes Unidos en 2014

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