ABC (Galicia)

El Gobierno promete un reparto justo de las vacunas desde el lunes

▶ Feijóo rechaza hacer «proyeccion­es» sobre la Semana Santa y demanda «prudencia» Balance

- P. PAZOS SANTIAGO

encuentro casi improvisad­o. Había ganas de salir a la calle, con las plazas volviéndos­e a llenar de vida.

Queda aún por comprobar cómo será el alcance de las novedades, principalm­ente el código QR para utilizar con la aplicación ‘PassCovid’ y así realizar un cribado si se detecta un positivo en un local. Será obligatori­o tenerlo desde el próximo viernes, pero no usarlo por los clientes. En la cafetería Le Mans, donde había lucha para conseguir mesa fuera, aún no lo tienen disponible. En general lo que sí se veía en muchas puertas de establecim­ientos es el también obligatori­o cartel con la ocupación máxima que puede tener el local. En O Carballiño, en A Solaina, pusieron «ayer» [por el jueves] el QR. Remarcan que reabrir les hace «mucha falta» tras el tercer cierre. De momento, comparten diagnóstic­o con las imágenes vistas en Compostela: «La clientela es muy fiel, la gente tenía muchas ganas de bar», aunque con horario limitado, hasta las 18 horas, lo que obliga a muchas personas a cambiar su costumbre de una caña o un vino al salir de trabajar o a, simplement­e, no poder ir. «Fastidia bastante», remata Diana, desde este local en el concello orensano.

Solo terrazas

En una nada despreciab­le parte de Galicia la apertura solo se hace en las terrazas. Eso incluye las áreas de La Coruña, Ferrol y Pontevedra, y concellos con una incidencia a 14 días entre 250 y 500 casos. Un ejemplo es Catoira, que se salvó in extremis de mantener su hostelería cerrada tras conseguir bajar de los 500 el día en el que se hizo el corte. En el Campo Subido de la localidad pontevedre­sa agradecen que sí puedan levantar la verja para montar la terraza. Fue «un poco extraño», ya que «de repente» cambió la situación. «La gente anhelaba el cafecito», subrayan.

Y tanto que lo anhelaba. Si el titular con la reapertura de la desescalad­a anterior era, un cuatro de diciembre, «La lluvia, la nieve y el frío aguan el retorno de la hostelería en Galicia», ahora la historia es diferente. Solo quedar por constatar si se consigue no volver a elevar la incidencia y no acabar con un nuevo cierre como en el mes de enero.

Por el momento, en la capital gallega, los jóvenes con maletas, para volver a casa como es tradición en los viernes de los universita­rios, ahora con buena parte de sus concellos abiertos, se entremezcl­aron con centenares de personas, muchas de ellas jóvenes, pero también mayores, que se reencontra­ron con las tapas o el periódico en el bar. En algunos locales, las mesas en el interior ya estaban preparadas para el servicio de comida, al no poder ofrecer cenas. Porque esa es otra historia aparte: cuando el reloj da las 18 horas, la ciudad vuelve a notar la ausencia de la hostelería. Todavía queda mucho por delante para recuperar la normalidad, aunque ayer se diese (de nuevo) un paso en ese sentido.

Enésima promesa del Gobierno: Alberto Núñez Feijóo anunció ayer que ahora La Moncloa «se compromete, a partir del 1 de marzo, a que recibamos el 8,2 por ciento» de dosis de vacunas contra el Covid que correspond­en a la Comunidad, por ser el porcentaje de población mayor de 80 años del total de España. Tanto el presidente, Pedro Sánchez, como la ministra de Sanidad, Carolina Darias, habían garantizad­o que se adecuaría el reparto a la población diana. Pero la realidad ha sido otra.

«Llega tarde pero espero que llegue. Llevamos una semana vacunando a los mayores de 80 años» con unas entregas que no pasan del 5%, reprochó Feijóo. «Espero que cumplan el compromiso», apostilló el presidente de la Xunta tras un acto en Santiago. Según el último dato facilitado por el Sergas, de ayer por la mañana, se han administra­do 200.362 dosis de vacunas contra el Covid en Galicia.

A preguntas de los medios, Feijóo lanzó un doble mensaje al iniciarse la desescalad­a: toca ser «prudentes» al relajarse las restriccio­nes; y no procede aventurars­e con «proyeccion­es» de cómo será la Semana Santa. La «apertura» de las limitacion­es no está «exenta de riesgos» y se «necesita la correspons­abilidad individual y colectiva», recordó el mandatario. La evolución de la pandemia estará vinculada estrechame­nte a las «conductas» de los gallegos, y marcará lo que ocurra en posteriore­s fechas.

«Queda mucho»

En cuanto a la Semana Santa, razonó Feijóo que si la evolución sigue siendo buena, «tendremos más posibilida­des de recibir gente»; si sucede lo contrario, habrá «menos». En cualquier caso, «queda mucho tiempo, un mes», aseveró, y como ya ha advertido en más de una intervenci­ón, hizo hincapié en que «un mes en pandemia es muchísimo tiempo». La situación puede revertirse y concluir ese mes «de una forma absolutame­nte distinta y preocupant­e» si se tuerce la buena progresión de estas

Es el porcentaje de mayores de 80 años de España que residen en Galicia. Sin embargo, hasta ahora, el Ministerio de Sanidad ha seguido enviando en torno a un 5% de dosis, a pesar de lo que había prometido semanas; pero también cabe la posibilida­d de que lo que empieza hoy «con cierta esperanza» termine «aún mejor».

La Xunta seguirá monitoriza­ndo la pandemia de la mano de su comité clínico. Con una certeza: «Quien quiera hacer proyeccion­es, no conoce el virus». Máxime con el impacto de las nuevas cepas. La capacidad para repuntar de forma explosiva (como se vio tras la Navidad) «impide hacer proyeccion­es a un mes». Lo que se hará en Galicia son «proyeccion­es dos veces a la semana», que es cuando se volverá a reunir el sanedrín de expertos sanitarios para evaluar la marcha de la pandemia y revisar los niveles de restriccio­nes.

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