AJUSTE DE CUENTAS
europeas están las quitas, pero no son de ninguna manera la primera opción.
Es probable que, por haber pasado tanto tiempo en Bruselas, Nadia Calviño ignore que, junto con la irrupción de Podemos, en España se generalizó la idea de que cuando alguien deja de pagar un préstamo no es responsabilidad suya, sino de quien le prestó. Esto choca con la visión del norte. No nos olvidemos que, en alemán, «deuda» y «culpa» comparten la misma palabra, «Schuld», lo que añade una dimensión moral al asunto. Pero aquí, poner las quitas al mismo nivel que las reestructuraciones o moratorias, no es una apreciación técnica, sino una invitación a un festival del riesgo moral.
Esta semana, el Gobierno debería ofrecer más detalles sobre qué piensa hacer e ilustrarnos sobre ese «paquete adicional» de 11.000 millones que Sánchez anunció el miércoles y que Calviño aún no sabía cómo bautizar al día siguiente. Por lo visto, el presidente, molesto porque su Gobierno sale mal en la foto de las ayudas directas, ha decidido tirar la gorra al otro lado del muro y obligar a Calviño a saltarlo.
Es muy probable que, en el tema de los créditos ICO y la banca, la solución que se plantee se inspire fundamentalmente en el Código de Buenas Prácticas para los deudores hipotecarios que el Gobierno de Mariano Rajoy desarrolló a partir del Real Decreto Ley 6/2012 y al que se añadieron otras normas en 2013 y 2017. Ahí hay una serie de medidas razonables y escalonadas que permitirían reconducir el diálogo con la banca.
Más enervante para el Gobierno, y no menos importante, es el asunto del precio de los alquileres. El problema es que Sánchez dio luz verde a esa parte del acuerdo del PSOE con Podemos que hizo posible su Gobierno y que desarrolla en 12 puntos varias medidas de intervención del mercado de la vivienda. Lo pactado es explícito: «Frenaremos las subidas abusivas del alquiler».
Lo que no se ha destacado lo suficiente es que hubo diversas personas, entre ellas Pedro Saura y Helena Beúnza, ex secretaria general de Vivienda que dejó el cargo en febrero de 2020, que le advirtieron a Sánchez de que no podía ceder en ese punto, porque está demostrado que los efectos de una intervención son complejos. En Berlín, que Podemos utiliza como ejemplo, los alquileres bajaron, pero la oferta cayó y la gente se marcha a los alrededores pese a que la dotación de alquiler público es más alta que en España. En este asunto, el encargado de saltar el muro es José Luis Ábalos. jmuller@abc.es