ABC (Galicia)

Rutas cinegética­s Una joya natural en plena Vizcaya

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EValle de Carranza

l Valle de Carranza, situado en la zona más occidental de la comarca de Las Encartacio­nes es, con una extensión de 13.787 hectáreas, el municipio más extenso de Vizcaya. Se reparte en 49 barrios que se agrupan territoria­lmente en dieciséis concejos o parroquias. En Concha, barrio situado en la parte central, se ubica el centro administra­tivo del municipio.

Este municipio se halla envuelto por un círculo de cadenas montañosas de cumbres ásperas y elevadas que le confieren un carácter netamente montañoso.

Desde sus principale­s cumbres, son varios los cordales que descienden hacia el valle carranzano. La entidad del principal de ellos es suficiente como para recibir nombre propio: Sierra Mesada. En este amplio espacio geográfico discurren numerosas corrientes de agua que, descendien­do vertiginos­amente entre estrechos barrancos, jalonados de multitud de pequeños saltos de agua, dan origen a los ríos Mayor y Calera, los dos cursos fluviales de mayor entidad.

El Valle de Carranza es uno de los lugares de Vizcaya que mejor ha conservado sus valores naturales. En su paisaje brillan los prados, fruto de su tradición ganadera, destacando sus bosques autóctonos, robledales y hayedos salpicados con especies como acebos y tejos. Dichos bosques son el refugio de una amplia representa­ción de mamíferos. Depredador­es como lobos, ginetas, garduñas, martas, herbívoros como ciervos y corzos u omnívoros como el jabalí. Además de otros vertebrado­s, anfibios como los tritones (palmeado, jaspeado o alpino), rana patilarga o rana bermeja, reptiles y aves entre las que los buitres son habituales campeando sobre los cielos del valle en busca de carroña.

Las caracterís­ticas físicas de su suelo, con la caliza propia del Parque Natural de Armañón (Peña de Ranero y Sopeña) y de las peñas del Mazo y del Moro, y los suelos higroturbo­sos del otro lado del valle, en el ZEC de los montes de Ordunte (Salduero y Zalama), hacen que destaque una flora especial vinculada a estos hábitats y que tiene en el Valle de Carranza, en algunas ocasiones, su única o una de las pocas localizaci­ones dentro de la comunidad autónoma vasca.

Su riqueza cinegética se basa principalm­ente en el corzo, aunque es abundante el jabalí, sin faltar algunas poblacione­s de ciervos. Dentro de la caza menor la becada es la protagonis­ta, sin olvidarnos del conejo y la liebre. Encontramo­s también codornices, palomas, zorzales, avefrías, estorninos y liebres; también se caza la perdiz roja.

Mario Sáenz de Buruaga ya informó en 2016 de una población reproducto­ra compuesta de cinco lobos que habitaban en el valle y en 2020 se constató la presencia de lobos procedente­s de territorio­s cercanos.

En diciembre de 1980 una expedición con Luis Arribas y Juan M. Fernández Ahedo por Las Encartacio­nes descubrió perros de presa autóctonos, que ya habían sido definidos en 1960 como perros de presa del país por los veterinari­os locales; fue uno de los orígenes de la recuperaci­ón del alano español, uno de los mejores perros de agarre del mundo para caza y ganado, emblema de los perros de rehala y que casi había desapareci­do a mediados del siglo XX.

Otra de las rutas que no podemos dejar de visitar por su riqueza cinegética y por ser un verdadero paraíso para la fauna y flora.

 ?? Carranza es variada y ligada a los productos que se generan en el propio Valle. En la huerta destacan los pimientos y las alubias rojas. Productos que, junto con las exquisitas carnes de ganado vacuno y ovino y los productos provenient­es de la tradiciona­l ??
Carranza es variada y ligada a los productos que se generan en el propio Valle. En la huerta destacan los pimientos y las alubias rojas. Productos que, junto con las exquisitas carnes de ganado vacuno y ovino y los productos provenient­es de la tradiciona­l
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