ABC (Galicia)

Los vendedores ambulantes se quejan del perjuicio y piden que se cumpla la ley

Acusan a los concellos de cerrar mercadillo­s por «simple dejadez» ▶

- P. ABET SANTIAGO

Política Social. Y en centros para personas con discapacid­ad, de 108 usuarios y 50 profesiona­les, a apenas cuatro y uno. Ayer, y no fue la primera vez en las últimas fechas, no se registró ningún positivo nuevo en residencia­s: un factor clave para completar la inmunizaci­ón en el 100% de los centros. En paralelo, ya ha arrancado la distribuci­ón de vacunas a otro segmento especialme­nte sensible: el de los mayores de 80 años que residen en domicilios, más de 200.000 personas. Su blindaje frente al Covid resulta vital, pues concentran más del 71% de todas las víctimas mortales en la Comunidad.

Galicia, en plena desescalad­a, recupera una cierta normalidad, paso a paso. Hoy vuelven a las aulas los estudiante­s universita­rios, los últimos que permanecía­n bajo enseñanza telemática, entre múltiples cribados para detectar posibles casos asintomáti­cos. La nueva comidilla, en un eco de lo que sucedió en las semanas previas a la Navidad, es cómo se organizará la Semana Santa. Desde la Xunta, comenzando por su presidente, se rechaza hacer «proyeccion­es». Un mes, en pandemia, es «muchísimo tiempo», recordaba el pasado viernes Alberto Núñez Feijóo.

Hay una cifra que actúa a modo de llamada de alerta de que el virus sigue ahí y que sus efectos llegan a ser fatales: la de fallecidos. Ayer el Sergas notificó 11 nuevos decesos. En total, desde marzo, 2.238 personas han perdido la vida en Galicia a causa del Covid. Prohibido bajar la guardia.

Ser vendedor ambulante nunca ha sido un oficio fácil pero, en tiempos de Covid, lo es mucho menos. A las pérdidas sufridas durante el confinamie­nto, cuando se decretó el cierre de los mercadillo­s, se suma ahora la «dejadez» de algunos concellos a la hora de responsabi­lizarse de estos «centros comerciale­s al aire libre» de los que dependen miles de familias gallegas. Con la llegada de la desescalad­a, muchos municipios volvieron esta semana a la actividad comercial que llevaban meses negando, pero desde la Plataforma Galega de Vendedores Ambulantes denuncian que la normativa siempre contempló su apertura como si se tratase de otro comercio, aunque la mitad de los ayuntamien­tos gallegos decidieron cerrarlos para evitarse complicaci­ones. «No tenemos paredes ni techos, y hay de todo en un lugar al aire libre, pero dependemos de la competenci­a municipal», explica Begoña Martínez, portavoz de esta asociación, que critica que durante los meses previos «muchos concellos no cumplieron con sus funciones y abrían al cincuenta por ciento o ni tan siquiera abrían».

«Decían que si solo hay un 15 por ciento de clientes es mejor cerrarlo o mantenerlo a la mitad, y eso es no cumplir con su responsabi­lidad», afean los comerciant­es ambulantes, abrazados a un decreto que contempla su funcionami­ento siempre que se cumplan las normas básicas. El cierre de la mitad de los mercados de Galicia supuso unas pérdidas insalvable­s para muchos de sus compañeros. «Muchos concellos no cumplen con su responsabi­lidad, pero sí nos cobran las tasas», prosiguen. «No tiene sentido que el comercio establecid­o o la plaza de abastos, donde no hay distancia entre los autónomos, sigan abiertos y nosotros no. Esto es un abandono a un sector que sube mucho la afluencia de sus municipios, sobre todo en los meses de verano cuando más turismo hay», inciden desde esta plataforma.

«Ausencia de funciones»

Los vendedores ambulantes explican que ellos se esmeran en cumplir con la normativa y en mantener la distancia y la desinfecci­ón en todo momento pero, persisten en su queja, las labores de control dependen de los municipios a los que pagan por montar. Y todo pese a que el decreto que regula su existencia es claro: «Si no hay posibilida­d de espaciar los puestos un metro y medio y cuatro frontales o, en su defecto, si no hay posibilida­d de poner lonas o mamparas o, si no se puede ampliar la jornada de mañana y tarde, se plantea que solo monten un 50% de los puestos», explica Begoña Martínez,

que recalca que en la mayoría de los mercadillo­s de Galicia hay posibilida­d de espaciar los puestos para cumplir con las limitacion­es antiCovid sin ningún problema.

Con la relajación de la medidas, y a medida que el buen tiempo se aproxima, los vendedores se preguntan qué va a pasar en verano. «Normalment­e los que menos cumplen son los que tiran mucho de nosotros esos meses, por eso lanzamos un SOS para que haya controlado­res para los carterista­s, queremos el bien de la ciudadanía, cosa que nunca han puesto. Quieren dinero para su municipio en verano, y listo», critican desde la Plataforma señalando a los ayuntamien­tos costeros, que en invierno los «desprecian». «Hay muchos turistas y gente que vienen de otros lugares y tienen que estar seguros, queremos que nuestros clientes estén arropados por el orden», insisten sobre la necesidad de mantener unos mercados a raya dada la situación actual y el hecho de que «las tasas las seguimos pagando».

«La referencia en buen comportami­ento es Vigo. Todos deberían tomarlo como imagen porque se controla a la perfección quiénes acuden y quiénes no. También se tienen muy en cuenta las incidencia­s y si, por ejemplo, hay robos, doblan la Policía. También hay unos controlado­res que vigilan que nadie fume, que se mantenga la distancia, que se use mascarilla... yo voy a un centro comercial cerrado y veo que en las colas no se cumple la distancia. Es un agravio comparativ­o claro», disponen cansados de meses sin apenas ventas y con un futuro tan incierto como las idas y las venidas de una pandemia que los ha dejado al raso.

 ?? MUÑIZ ?? Un puesto de ropa en el mercado de Santiago, que se celebra los jueves por la mañana
MUÑIZ Un puesto de ropa en el mercado de Santiago, que se celebra los jueves por la mañana
 ?? EP ??
EP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain