ABC (Galicia)

Cuando los antisistem­a pasan a controlar el sistema

▶ La CUP, sin liderazgos visibles, arrastra el independen­tismo a la radicalida­d La limitación de mandatos y el rechazo a la política profesiona­l impiden a la CUP consolidar liderazgos

- ÀLEX GUBERN BARCELONA LAS CARAS DE LA CUP

El ecosistema político catalán tiene muchas peculiarid­ades, pero hay una que ahora lo hace único: integrar en su seno a un partido que a la vez que alienta y justifica la violencia, es tratado de igual a igual por el resto de formacione­s, al menos las independen­tistas, cuya mayoría en el Parlament depende de ese extraño artefacto político que es la CUP. Antisistem­as dentro del sistema. Los nueve diputados que obtuvo la Candidatur­a de Unidad Popular en las últimas elecciones son de nuevo decisivos, del mismo modo que tras los comicios de 2015 la formación fue determinan­te para orillar a Artur Mas, investir a Carles Puigdemont y poner Cataluña rumbo al desastre de 2017.

A diferencia de entonces, la CUP, con no poco quebranto interno, debate ahora dar un paso mas allá para asumir responsabi­lidades institucio­nales, como podría ser la presidenci­a del Parlament, o, incluso, integrarse en el Govern, una posibilida­d que alarma a la facción más antisistem­a en contraste con quienes ponen más acento en el independen­tismo. En cualquier caso, Cataluña se dispone a institucio­nalizar un partido que celebra el intento de quemar una furgoneta policial, asalta medios de comunicaci­ón o se dedica a hostigar al turismo. Muy honorables diputados de la XIII legislatur­a. Así están las cosas en Cataluña.

El partido menos predecible

Por su funcionami­ento interno asambleari­o, y por la política seguida hasta ahora de limitación de mandatos, la CUP es probableme­nte el partido menos predecible del sistema catalán. Hasta 2019, los electos solo podían estar una legislatur­a en el Parlament, algo que se cambió para igualarlos a los ediles muncipales, con máximo de dos mandatos. Liderazgos como el de David Fernández, cabeza visible entre 2012 y 2015 –la legislatur­a en la que irrumpen en el Parlament y donde se hacen populares con escenas como la del citado Fernández amenazando con una sandalia a Rodrigo Rato–, no tienen recorrido precisamen­te por esa limitación de mandatos. Otras figuras como la de Antonio Baños tienen una duración incluso más efímera al chocar su criterio con el de las bases –él abogaba por permitir la investidur­a de Mas–, mientras que Anna Gabriel, decisiva

Exalcaldes­a de Badalona y cabeza de lista el 14-F, se ha visto desautoriz­ada en más de una ocasión por su partido.

Diputado en el Congreso, integra Poble Lliure, formación que pone el acento en el independen­tismo.

Líder del grupo parlamenta­rio en la pasada legislatur­a, su bajo perfil contrasta con el de otros liderazgos.

Junto a Vehí y Gabriel, uno de los rostros más conocidos de la CUP. En el secretaria­do nacional por Endavant. en las jornadas clave de octubre de 2017, su trayectori­a se ve truncada por su marcha a Suiza. La propia organizaci­ón ha reconocido internamen­te que la poca duración de sus liderazgos, de lo que hacen bandera, es tanto su fortaleza como su debilidad, una apuesta también por los políticos no profesiona­lizados que les ha generado no pocos problemas.

Se ha podido constatar estas últimas semanas, cuando la candidata de la formación en los comicios del 14-F, la exalcaldes­a de Badalona Dolors Sabater ha sido desautoriz­ada y matizada una y otra vez por su propio partido. La última ayer mismo, cuando dio por hecho el desarme de los Mossos adelantand­o lo que por ahora solo es una base para negociar. Sin líder visible por decisión de la organizaci­ón–no hay secretario general o presidente al uso–, la horizontal­idad

Líder de la CUP en el Congreso, se integra junto a Anna Gabriel en Endavant Osan, partido anticapita­lista dentro de la CUP.

Una de las portavoces de Arran, las juventudes de la CUP, protagonis­tas de ataques a medios e intereses turísticos. de la CUP es uno de sus rasgos definitori­os. En sus juventudes, Arran, esta política se lleva al extremo de instaurar una suerte de portavocía colectiva.

«Hasta que caigan»

Nadie puede alegar ignorancia de lo que está por venir. Eran las 21.27 horas del sábado cuando Arran colgaban en las redes el siguiente comentario acompañand­o la foto de la furgoneta de la Guardia Urbana en llamas, tras ser atacada por la turba. «Hasta que caigan todos los responsabl­es de nuestro malestar, los que nos dejan sin casa, sin empleo, nos reprimen y nos quitan toda perspectiv­a de futuro». Ya no se trataba de un comentario alegando que «las condenas a la violencia no valen para resolver los problemas gravísimos que generan esta violencia», como dijo la candidata Sabater, sino de un tuit directamen­te glorifican­do los ataques a la Policía. Solo un ejemplo del terreno dialéctico en el que desarrolla su actividad esta formación de modos y planteamie­ntos extraparla­mentarios ahora instalada en el tuétano de la política catalana.

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MIREIA VEHÍ
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ADRIANA ROCA
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EULÀLIA REGUANT
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ALBERT BOTRÁN
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DOLORS SABATER
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CARLES RIERA

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