El expresidente de Bankia accedió a la libertad condicional hace escasas semanas
El juez procesa a Rato por delitos de corrupción, blanqueo y fraude fiscal ▶
Rodrigo Rato fue director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI); también vicepresidente del Gobierno con José María Aznar; también presidente de Bankia. Un currículum cargado de poder que ha quedado lapidado por sus líos judiciales: ‘tarjetas black’, salida a Bolsa de Bankia y el origen de su patrimonio. Por el primero fue condenado a cuatro años y medio de prisión, por el segundo salió absuelto y, ahora, el tercero le encamina a sentarse una vez más en el banquillo de los acusados.
Fue procesado ayer por los delitos de corrupción en los negocios, blanqueo de capitales y elusión fiscal. Así se conoció en un auto del juez Antonio Serrano-Arnal, titular del juzgado de instrucción número 31 de Madrid; técnicamente el juez lo que acordó fue transformar las diligencias previas en procedimiento abreviado, equivalente al procesamiento. Tras este paso, la Fiscalía y la Abogacía del Estado disponen de un plazo de 20 días para presentar su escrito de acusación, «plazo que comenzará a transcurrir desde que dichas acusaciones posean copia íntegra de las actuaciones, la que les será completada en cuanto este juzgado disponga de las mismas». También se defenderá el propio Rato en un caso cuyo inicio data de 2015.
El procedimiento empezó ese citado año para tratar de esclarecer el origen del patrimonio del exvicepresidente del Gobierno, y en buena medida está relacionado con su actividad en Bankia por adjudicaciones presuntamente irregulares de campañas de publicidad, así como por la supuesta estructura societaria que Rato creó para repatriar el dinero que habría cobrado de ciertas comisiones y así evitar el pago de impuestos correspondiente.
La trama se refiere a los trabajos de publicidad encargados a las sociedades Publicis Comunicación y Zenith Media, por los que el expresidente de la entidad intervenida por el Estado habría percibido comisiones fraudulentas por alrededor de 835.000 euros. El dinero era recibido a través de un complejo entramado de sociedades en el extranjero –paraísos fiscales mediante– que habría servido para, posteriormente, introducirlo en España con apariencia de legalidad, según la investigación. En total, la trama –que salpica a otras personas físicas y juridicas, hasta 15– habría repatriado a
La detención de Rodrigo Rato en 2015 dejó una imagen para la historia: los agentes introduciéndole en el coche con la mano en la nuca. Gesto serio del exvicepresidente del Gobierno. De aquello va a hacer seis años, y por medio han transcurrido una condena, su entrada en la cárcel, una absolución, su salida de prisión y un procesamiento.
El único caso que mantiene abierto es el relativo al origen de su patrimonio. Y es el que centra ahora buena parte de sus pensamientos. Su entorno más cercano señala que su futuro, ahora, es intentar demostrar su inocencia en este procedimiento. Le preocupa y le ocupa en primer, segundo nuestro país alrededor de 7,8 millones de euros. Así las cosas, la estructura de Rato habría estado en funcionamiento desde 2006 hasta 2014.
La condena que llevó a la cárcel a Rodrigo Rato es la de las ‘tarjetas black’. El exbanquero recibió una pena de cuatro años y medio de prisión por apropiación indebida. Un fallo que fue confirmado y tercer plano. Pronto le tocará defenderse en un previsible juicio oral mediático, de nuevo, como el que más. Sin embargo, este caso no absorbe todas sus fuerzas. Las monopoliza, y a sus más de 70 primaveras ya pesan los años, pero ejercen de contrapeso las ganas por hacer vida normal. Su residencia actual está en Madrid, con su familia. Y su vida, más allá del caso judicial, son su mujer y sus tres hijos.
Desde que salió de la cárcel en octubre con el tercer grado, y tras obtener la libertad condicional hace pocas semanas, lleva una vida tranquila, sin excesos, y siempre rodeado de sus familiares y amigos más cercanos. Un día a día de jubilado, en 2018 por el Tribunal Supremo, lo que provocó que en octubre de ese año entrara en Soto del Real, donde ha permanecido unos dos años cumpliendo condena.
En septiembre de 2020 la sentencia del caso Bankia por la salida a Bolsa supuso su acceso al tercer grado y abandonar la prisión habiendo cumplido porque la realidad es que está jubilado. Y siendo muy consciente de los tiempos que vivimos con el Covid. Rato trata de ser un ciudadano más que cumple con las normas, ni más ni menos. Pero sabe que nada tiene que ver cumplir las limitaciones por la pandemia en prisión con hacerlo fuera. La libertad restringida no deja de ser libertad, y se respira mejor en la calle, pese a la mascarilla y tener que irse a casa a las 23.00 horas.
No quiere escuchar hablar de la vida profesional; ahora es tiempo de dedicarse al ámbito personal, tras décadas de ‘excesos’ laborales, de aquí para allá, y habiendo experimentado en carne propia lo que es dormir tras unos barrotes. No se desliga de la actualidad, un político muere político, aunque sea tras la barrera; de ahí que aún escriba algún que otro artículo de opinión en Prensa.
La libertad condicional ha sido su último paso importante hacia tratar de dejar atrás Soto del Real. Busca la normalización de su vida. Y el salto en su periplo judicial llegó en septiembre con la absolución del caso Bankia. Aun así, la espera ahora, de nuevo presumiblemente en el banquillo de los acusados, será larga y de resultado incierto. menos de la mitad de la condena. Ya había intentado previamente acceder a esa condición pero se lo denegaron por tener procedimientos pendientes, hasta que el tema de Bankia quedó zanjado. Hace escasas semanas, por superar los 70 años y haber demostrado su reinserción, se le concedió la libertad condicional.