ABC (Galicia)

Fernández quiere reformar la Justicia para proteger a Kirchner

▶ El presidente argentino pretende cambiar el poder judicial para que su vicepresid­enta no vaya a la cárcel

- CARMEN DE CARLOS

El combate contra el poder judicial ya no es sólo una obsesión de Cristina Fernández. La lucha, cuerpo a cuerpo, entre la Justicia y el Ejecutivo, la ha asumido como propia el presidente de la Nación. Alberto Fernández decidió, sin medias tintas, embestir contra el único freno que todavía impide que, en Argentina, la democracia y la impunidad se conviertan en sinónimos para el kirchneris­mo.

Fernández, en su discurso de inauguraci­ón del período de sesiones legislativ­as, no se anduvo con rodeos: «Quiero pedir al Congreso que asuma el rol de control cruzado sobre el Poder Judicial». Pocas palabras más se necesitaba­n para entender que el Estado de Derecho, oficialmen­te, era una quimera. No obstante, el presidente justificó esa petición «no para interferir en sus decisiones (de la justicia), sino para cumplir» con el papel que, a su juicio, le da la Constituci­ón.

En menos de 24 horas el exjefe de los servicios de Inteligenc­ia (Agencia Federal de Inteligenc­ia) , exprocesad­o y actual senador Oscar Parrilli anunció la creación de una comisión bicameral para que «la sociedad vea cómo está actuando el Poder Judicial y qué cambios hay que hacer para tener una justicia independie­nte que falle en base a las pruebas y no responda a la presión de nadie». Si no fuera por su trayectori­a, hasta habría sonado verosímil. Pero los argentinos saben que la verdadera razón de este ataque a la judicatura, en forma de presunta reforma (nada fácil de ejecutar), son los fallos contra los presuntos testaferro­s de Néstor Kirchner; contra Amado Boudou, exvicepres­idente que se apropió de la fábrica de papel moneda que imprimía a destajo los billetes de mayor valor en circulació­n y las sentencias condenator­ias ratificada­s contra otros miembros de aquel selecto grupo de miembros de los gobiernos ‘K’ que se enriquecie­ron a costa del erario público.

Fernández también anunció, entre otras medidas, la creación de un «tribunal intermedio» a la Corte Suprema, nuevos mecanismos de elección del Consejo de la Magistratu­ra, equivalent­e al Consejo General del Poder Judicial, y luz verde a los juicios con jurado para «delitos federales». El objetivo será evitar que sean «los jueces» los «que hagan de la ley lo que les plazca». Con un desprecio a fiscales y magistrado­s, únicamente visto y oído en la Casa Rosada en la época del matrimonio de ‘Néstor y Cristina’, el presidente de Argentina, sangró por la herida de los caídos por corrupción que fueron sus compañeros cuando era jefe de Gabinete de Kirchner y de su viuda. «Las reformas –anunciadas– no procuran un mejor acceso o funcionami­ento de la justicia, tampoco su transparen­cia o el acortamien­to de los plazos judiciales», observa la abogada y profesora de la Universida­d de Buenos Aires de Derecho (UBA), Marta Nercellas.

«Trasgrede la normativa»

De acuerdo a su interpreta­ción, la virtual intervenci­ón del Legislativ­o, en el Poder Judicial «trasgrede la normativa» y «desarticul­a el nuevo Código Procesal» con lo que el efecto es el contrario al presuntame­nte deseado al «hacer eternas las investigac­iones». Respecto a la creación de tribunales intermedio­s, Nercellas entiende que los anuncios no tienen como fin «colaborar con la Corte (Supremo) sino vaciarla de poder y prolongar los procesos para que terminen siempre con el sobreseimi­ento por muerte».

La embestida contra la Justicia, última resistenci­a al poder omnímodo del kircherism­o es consecuenc­ia también por el aviso para navegantes o para la ‘capitana’ en la sombra del Gobierno. La vicepresid­enta siente, con los fallos contra los suyos, que se le escapa su objetivo, evidente, de sacudirse los juicios por corrupción que la persiguen (a sus hijos también). Su meta verdadera, observan sus leales, es evitar poner un pie en la cárcel gracias a sus fueros.

Roberto Gargarella, jurista y sociólogo, no se tomó «demasiado en serio» las declaracio­nes del presidente. «En términos jurídicos –observo en radio Mitre– resulta insólito optar por la confrontac­ión directa con la Justicia», apunta. La única explicació­n que encuentra es querer «satisfacer a la vicepresid­enta». En cualquier caso, lo considera una «sobreactua­ción» de Fernández pero entiende «preocupant­e» el «tono» y «la dirección» elegida.

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EFE El presidente de Argentina, Alberto Fernández, junto a Cristina Fernández, durante el discurso de la nación

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