Presidentes españoles por el mundo
Directivos formados en el fútbol español se han hecho con el mando de clubes internacionales de primer nivel
ablo Longoria, un asturiano de 34 años de ojos curiosos y meteórica carrera, se convertía la semana pasada en el nuevo presidente del Olympique de Marsella, todo un campeón de Europa que pelea por recuperar la gloria de tiempos pasados. El empresario e inversor estadounidense Frank McCourt, actual dueño del club, decidía dar un golpe de timón a la deriva deportiva y social en la que se encontraba el club portuario ascendiendo a Longoria desde la dirección deportiva, puesto al que había llegado hacía apenas unos meses, en plena pandemia. Longoria es el último integrante de un reducido grupo de directivos españoles al mando de clubes extranjeros. Lo que no hace tanto era una excentricidad se va convirtiendo en común gracias a la cada vez mayor internacionalización en el deporte global por excelencia.
«Para entender a dónde ha llegado Pablo con su edad hay que conocerle», explica a ABC Eugenio Botas, representante de jugadores y el hombre que hizo a Longoria su primer contrato, nada más cumplir la mayoría de edad. «Es un apasionado del fútbol y tiene una capacidad de análisis extraordinaria. En los primeros quince minutos que hablé con él me impactó». Longoria estuvo en la agencia de Botas durante cinco años recomendando talento futbolístico, y de ahí pasó al Recreativo de Huelva, su primer trabajo como ojeador de un club. Desde entonces no ha parado de crecer. Sassuolo y Atalanta,
PVillasar de Mar (1972). Jugó en 1ª para Extremadura, Getafe y Betis.
Propietario del 80 % del club portugués.
Apuesta por una gestión local: «No voy a españolizar el club» en Italia, fueron sus siguientes destinos antes de recalar en la Juventus como jefe de ojeadores. Su progresión dio otro salto cualitativo al firmar con el Valencia, ya como director deportivo. Allí trabajó codo con codo con Mateo Alemany. «Es un loco del trabajo y no tengo ninguna duda de que lo va a hacer bien», cuenta Botas. «Ahora se enfrenta a un reto distinto a lo que está acostumbrado, pero es muy inteligente y seguro que sabrá aprovechar toda la experiencia que ha ido cogiendo en los clubes en los que ha estado».
En Portugal, David Belenguer vive un sueño parecido al de Longoria. Defensa con más de 200 partidos en Primera y excapitán de Getafe y Betis, tuvo claro desde siempre que su futuro en el fútbol estaría relacionado con la gestión. «Cuando acabé mi carrera monté una consultora que trabajaba principalmente en el extranjero porque en España ese tipo de trabajo aún cuesta asumirlo. Aposté fuerte por el mercado asiático y allí me embarqué en el proyecto de Hope Group, dedicado a la gestión integral de clubes de fútbol».
Entre esos clubes estaba el Tondela portugués, pero los inversores no lo vieron claro y renunciaron. Ahí, Belenguer vio una oportunidad de oro. «Veía que era un club saneado y con potencial y me lancé yo». El exjugador compró el 80 % de las acciones y desde entonces preside un club que resiste en Primera desde 2013. «Tondela es una ciudad pequeña y del interior, por lo tanto menos considerada que las grandes ciudades que dan al mar». Belenguer asegura que no sintió desconfianza en la gente local por su desembarco en el club. «Sí había una expectativa por ver al nuevo, por saber de qué pie cojeaba. Pero desde el principio vieron que mi beneficio estaba muy lejos de la simple compraventa de jugadores, que mi objetivo era y es que el club se haga más importante, que crezca».
Mercados potentes
A un nivel incluso superior lideran sus proyectos Fernando Carro, en Alemania, y Ferran Soriano, en Inglaterra. El primero ejerce de mandamás en el Bayer
Leverkusen, al que llegó después de que la farmacéutica que controla el club pidiese a un cazatalentos que encontrase al mejor candidato para sustituir al jubilado Michael Schade. Buscando por todo el país no descubrieron una sola persona con las cualidades de liderazgo y administración del español. Carro, socio del Barça, estudió ingeniería industrial en la Universidad de Karlsruhe. Cuando recibió la llamada del Leverkusen dirigía a una plantilla de 70.000 personas en una editorial. Ahora centra sus esfuerzos en conver
Barcelona (1967). Empresario de telecomunicaciones.
Mano derecha del jeque Mansour Bin Zayed.