Von der Leyen se reunió en Bruselas con el secretario de Estado Blinken
Biden multiplica los gestos para hacer de Europa su aliado preferente ▶
La reconstrucción de las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos avanza de forma notable después del periodo de turbulencias en el mandato de Donald Trump. El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, ha participado personalmente en una reunión de ministros de Defensa de la OTAN y se ha reunido con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Bruselas, a lo que seguirá la participación hoy del propio Biden en la reunión del Consejo Europeo, en este caso por teleconferencia.
Blinken le dijo ayer claramente a Von der Leyen que EE.UU. ve a la UE como su «socio preferente» y que «en un momento en que las democracias en el mundo están enfrentando grandes retos, tenemos que permanecer juntos en el apoyo a nuestros valores compartidos». Mientras Rusia y China promueven modelos alejados de la democracia liberal, «depende de nosotros permanecer unidos y demostrar al mundo que la democracia es mejor», dijo Blinken.
Como era de esperar, Von der Leyen corroboró que «EE.UU. es un aliado importante y valioso para la UE» con el que quiere «forjar una agenda global para hacer frente a los retos y al mismo tiempo aprovechar las oportunidades de nuestro tiempo». Y en este sentido, la presencia del secretario de Estado norteamericano «es una clara señal de que compartimos la misma ambición», apuntó.
Invitación especial Biden participará hoy en la reunión del Consejo Europeo por videoconferencia, un gesto que muestra la voluntad de afianzar los lazos transatlánticos
Antony Blinken «Depende de nosotros demostrar al mundo que la democracia es mejor» que lo que proponen Rusia o China a los demás países
Compromiso con la OTAN
Poco antes, Blinken había participado en un coloquio público con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el que había dicho que la principal razón por la que estaba ahí era «reafirmar enérgicamente el compromiso de EE.UU. con la OTAN». «Estamos decididos a revitalizar nuestras alianzas empezando por la OTAN» porque «cuando observamos prácticamente todos los desafíos que enfrentamos como país y que en realidad van a afectar la vida de nuestros ciudadanos, nadie puede abordar de manera efectiva ni uno de ellos si actúa solo, ni siquiera los Estados Unidos con todos los recursos que tenemos», señaló. Por ello, continuó, «tenemos un profundo interés, ya sea para abordar algunos de los nuevos desafíos como el clima, en el ámbito cibernético, el surgimiento de estados autocráticos y los desafíos que plantean. Tenemos un profundo interés en hacerlo juntos, hacerlo colectivamente, confiando en la seguridad colectiva, y de eso se trata la OTAN», aseguró.
La revitalización de la alianza transatlántica es tal vez el único movimiento claro en un mundo cada vez más inestable. La apuesta de Biden por la OTAN y muy precisamente por la UE –de la que el Reino Unido ya no forma parte– es un factor determinante. Cuando era vicepresidente en los mandatos de Obama ya visitó oficialmente la UE y fue recibido en la sesión plenaria del Parlamento Europeo, a pesar de que los servicios jurídicos tuvieron que hacer una pirueta legal dado que ese es un privilegio reservado a los jefes de Estado. El tratado de libre comercio se quedó a medias cuando la llegada de Trump se añadió a las críticas de la izquierda europea.
Ahora Biden ha decidido ser muy rotundo en sus críticas hacia Rusia y China, como ha confirmado Blinken en persona al denunciar en Bruselas «el uso de campañas de desinformación para alimentar la desconfianza en nuestras democracias, y ciberataques que tienen como objetivo nuestra infraestructura crítica y dañar la confianza en las elecciones y en vacunas seguras y eficaces». La UE también ha enviado un mensaje claro a Pekín sancionado a ciertos responsables de la represión contra las comunidades uigures y en la reunión del Consejo Europeo uno de los asuntos –si la preocupación por las vacunas lo permite– será el análisis de las relaciones con Rusia. La participación