Hasta el corvejón
Viene siendo normal que casi todos los días nos informen de determinadas actitudes o declaraciones fuera de lugar de algún miembro del Gobierno, algo que dice mucho de la bajeza moral de estas personas. La última ha sido la contestación que la ministra de Educación ha dado a un diputado con una hija con síndrome de Down, menospreciando su opinión durante la sesión de control al Gobierno al tratar el asunto de la educación especial de las personas que padecen este problema.
Parece imposible que una persona, en este caso ministra, pueda herir de esta manera a un padre y, por extensión, a todos los padres y madres que viven a diario y conocen a la perfección este asunto. Es un ataque al sentido común que deben tener las personas que nos gobiernan. Pero está claro que no lo tienen.
Este Gobierno aplaudió la ley de la muerte, la ley de la eutanasia, y, ahora, una ministra sin sentimientos contesta a un padre con un improperio que raya en la grosería. Supongo que la señora Celaá ha hecho examen de conciencia y se ha dado cuenta de que ha metido la pata hasta el corvejón.
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