El CEO de Galapagar S.A.
Pablo Iglesias declara un patrimonio con el que se reivindica como inversor y gestor de fondos
«Se ha abierto un debate sobre nuestra credibilidad y sobre nuestra honestidad. Nosotros creemos que hemos actuado de forma coherente y honesta, pero son los inscritos y las inscritas quienes deben valorarlo». Con este folleto buzonearon en las redes y los círculos de su partido Pablo e Irene para que les avalaran por lo ético la compra de su chalé. Que nadie se quede atrás en Vallecas. Eso fue hace ahora tres años, cuando una consulta plebiscitaria se saldó con el certificado de habitabilidad necesario para que la pareja y su niñera no desarrollaran complejos de culpa y contradicciones ideológicas en su nueva solución habitacional. Ahora es el patrimonio financiero de Iglesias & Montero el que desafía la moral y la justicia social que predican por videoconferencia entre los abonados a su plataforma de pago. El todavía vicepresidente segundo ha quedado hoy con los miembros y miembras del Consejo Ciudadano Estatal de su partido, gente con tragaderas suficientes para aplaudirle la gesta de su enriquecimiento. Cualquier consejero delegado saldría reforzado de una junta de accionistas en la que presentase una gestión marcada por la multiplicación por diez del beneficio neto en cosa de seis años. Pablo Iglesias, también. Sí se puede, etcétera. El líder de Unidas Podemos se va del Congreso con un capital de 539.880 euros, fortuna en la que figura un fondo de 187.500 euros. La fórmula de Iglesias para lavarse las manos y transferir la responsabilidad de sus propias estrategias –«la gente piensa...»– también sirve para que le hagan palmas aquellos a los que engaña.