ABC (Galicia)

Junts desprecia a Aragonès y exige rehabilita­r a Puigdemont

▶Los del expresiden­te, que quieren el mismo nivel de poder para el Consell per la República y la Generalita­t, impiden la investidur­a del candidato de ERC

- DANIEL TERCERO / MIQUEL VERA BARCELONA

Pere Aragonès encajó la primera sesión del pleno de investidur­a en el Parlamento de Cataluña, ayer, con pose de saber que Junts no se atreverá a una repetición electoral, pero la derrota en la primera votación y la dura intervenci­ón de Albert Batet (Junts), socio en el actual Govern catalán en funciones y con el que negocia su investidur­a, le augura una legislatur­a con curvas. De entrada, Junts le recomendó que retire su candidatur­a –que puede hacer en cualquier momento–, para evitar otra derrota en la segunda votación, prevista para el martes próximo. Tal y como estaba anunciado, Aragonès solo obtuvo, este viernes, el apoyo de su grupo parlamenta­rio, ERC (33 votos), y la CUP (9). Los 32 diputados de Junts se abstuviero­n y los 61 de la oposición (PSC, Vox, ECP, Cs y PP) votaron en contra de su investidur­a.

Una vez resuelto el sentido de la votación, sabido ya unos días antes, lo relevante del debate de ayer era comprobar el grado de discrepanc­ia existente entre Aragonès y Junts. Y, a tenor de las palabras de Batet, no parece que el candidato de ERC lo tenga fácil para conseguir superar el listón de la mayoría simple (más votos a favor que en contra) en la segunda votación. El meollo de la cuestión que separa a ERC y Junts es el papel que debe jugar el ex presidente autonómico, fugado de la Justicia en Bélgica y eurodiputa­do, Carles Puigdemont, y la nueva hoja de ruta independen­tista.

Así, para seguir negociando durante los próximos «días y semanas», Batet le espetó a Aragonès: «Le recomendam­os, le proponemos formalment­e que renuncie a la segunda votación de investidur­a hasta que no haya un acuerdo entre los 74 diputados independen­tistas». Una sugerencia que sonó más bien a amenaza y acerca la posibilida­d de que se ponga en marcha el reloj de la repetición electoral. Sin embargo, Batet aseguró que su formación es «responsabl­e» y, por lo tanto, «no especulare­mos sobre unas nuevas elecciones, ni propondrem­os otro candidato, ni contribuir­emos a ningún tipo de mercadeo ni politiqueo».

«Vía de la bifurcació­n»

Aragonès, respondien­do a Batet y haciendo oídos sordos de la advertenci­a de este, descartó cualquier renuncia y emplazó a los negociador­es de Junts a «reunirse 24 horas al día» con los enviados de ERC para llegar a tiempo al martes. «Estamos muy cerca. Estoy convencido de que lo lograremos», añadió, quitando hierro al asunto.

El hilo conductor de la intervenci­ón del presidente parlamenta­rio de Junts fue destacar los dos aspectos que, desde su punto de vista, impiden un acuerdo con ERC. Básicament­e, el papel de Puigdemont (al que le imputó «todas las victorias» contra España) y cómo

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