ABC (Galicia)

Las palabras de José Ángel Valente vuelven del desierto

▶ Dos libros y una exposición audiovisua­l abordan la obra del poeta gallego

- BRUNO PARDO PORTO MADRID

Los primeros versos del primer poema del primer libro de José Ángel Valente dicen así: «Cruzo un desierto y su secreta / desolación sin nombre». Ya al final de su vida, más de cuarenta años después de escribirlo­s, al recibir el premio Reina Sofía, él mismo explicó que ahí estaba condensado el sentido de su vocación: «Empieza la palabra poética en el punto o límite extremo en el que se hace imposible decir. Es necesario llegar al borde, al precipicio donde comienza lo imposible (...) El desierto, por consiguien­te. Frontera con lo infinito. Lugar privilegia­do de la lucha del hombre con los dioses y con los demonios». Ese espacio de creación, ese abismo en el que se sumergió, lo ha explorado a fondo el cineasta e investigad­or José Manuel Mouriño, que acaba de inaugurar una muestra audiovisua­l sobre Valente en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (CBA).

Bajo el título ‘Escribir lugar’, Mouriño propone una inmersión en los mundos que habitó y creó el escritor, sintetizad­os a través de los dos puntos de anclaje de su biografía, los dos polos de su mirada: Orense, su ciudad natal, en la que fue enterrado por voluntad propia, y Almería, donde vivió quince años. Lo que vemos son imágenes rodadas en estos lugares, en su casa, en los paisajes que definieron su interiorid­ad: de Galicia las aguas de interior, el limo, el musgo, la piedra húmeda, el misterio; al otro lado, el desierto de Tabernas, su luz, el horizonte enorme, el misticismo. La idea del comisario no es tanto ilustrar la obra de Valente como crear un ambiente óptimo para escuchar sus palabras, que retumban en las paredes de la Sala Minerva. «Su propia poesía ya es la mejor ilustració­n posible», sentencia este, al otro lado del teléfono.

La exposición, por cierto, es una adaptación del documental homónimo que se estrenará en el Festival Internacio­nal de Cine de Las Palmas, y que del 9 al 18 de abril (lo que dura esa cita) podrá verse en Filmin. «Esto nace de mi fascinació­n por Valente, de la búsqueda de una forma de ampliar el disfrute que yo logro al leer su poesía

El poeta José Ángel Valente y sus ensayos. Quiero que sirva de acompañami­ento óptimo a sus palabras. Por eso en el documental solo escuchamos la voz de Valente, sacada de distintos registros históricos», apunta Mouriño. Él insiste en que su figura nunca ha dejado de interesar, ni siquiera con su desaparici­ón, en julio del 2000. Porque Valente, asevera, aún vibra con nuestro tiempo: él, que se creía fuera de lo contemporá­neo. «En el documental hay un momento en el que Valente habla de cómo el lenguaje político maltrata las palabras, mientras que el poético abraza conceptos esenciales. En una entrevista con Concha Hernández, dice: ‘La poesía hace que la libertad se derrame como un gran fuego sobre los hombres’. Ahora que hay tanto ruido, vuelvo a esa precisión con la que él usaba las palabras. Valente es lo contrario de la sociedad del espectácul­o», remacha. Aprovechan­do la ocasión, el CBA ha publicado un pequeño libro, ‘Palabra y materia’, en el que se recoge el discurso de Valente por el Reina Sofía, y que además incluye un certero estudio introducto­rio de Amalia Iglesias Serna y dos conversaci­ones de ambos en las que repasan su trayectori­a. El volumen, en fin, refleja muy bien el propósito último de Valente: explorar su ‘extrema interiorid­ad’, bucear en el lenguaje, pero no para rascar el significad­o de las palabras, sino para acceder a lo que las palabras guardan dentro de sí. Y para eso, claro, hay que pisar el desierto, allí donde solo hay luz y contemplac­ión.

Feliz coincidenc­ia

Fuera de este proyecto, en una feliz coincidenc­ia, otro nuevo Valente ha llegado a librerías. Se trata de ‘A Madame Chi’ (La Cama Sol), un volumen que reúne los poemas que este le dedicó a Coral, su mujer, y que se intercalan en esta cuidada edición con una serie de fotografía­s ascéticas de Pío Cabanillas. Son versos cargados de sensualida­d, de amor puro o depurado, y que por el contenido vienen a completar la ecuación valentiana. La obra (el romance) empieza así: «Al Norte / de la línea de sombras / donde todo hace agua, / rompientes / en que el mar océano / se engendra o se deshace, / y el naufragio inminente todavía / no se ha consumado, ciegamente / te amo».

Esta sensibilid­ad ya estaba apuntada en los últimos versos de aquel primer poema de su primer libro, que resumen no ya su poesía, sino la vida misma: «Toco esta mano al fin que comparte mi vida / y en ella me confirmo / y tiento cuanto amo, / lo levanto hacia el cielo / y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza. / Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora, / cuanto se me ha tendido a modo de esperanza». Palabras que vuelven del desierto.

Actualidad «Ahora que hay tanto ruido, vuelvo a esa precisión con la que él usaba las palabras»

Documental José Manuel Mouriño ha filmado un documental sobre Valente, que saldrá a la luz en abril

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RAMÓN PRIETO

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