El Consell per la República, otro pulso Junqueras-Puigdemont
▶ La entidad resume la crisis estratégica que vive el secesionismo desde el 1-O de 2017
El Consell per la República (Consejo por la República) nació en 2018 como un intento de Carles Puigdemont de generar a su alrededor una estructura que dotara su fuga de la justicia en Bélgica de una cierta institucionalidad. Así, impulsó un organismo apoyado inicialmente tanto por Junts, su partido político, como por ERC, y respaldado también por otras organizaciones como la otrora todopoderosa Assemblea Nacional Catalana (ANC).
La entidad, nacida en medio del caos que vivió el soberanismo tras el referéndum del 1-O y el fracaso de sus declaraciones de independencia, se convirtió rápidamente en un fortín personal de Puigdemont, que situó la sede en su casa de Waterloo (Bélgica) y copó su dirección de perfiles afines. Así, el interés inicial de ERC por esta iniciativa pensada para «hacer república» desde el «exilio» en un momento en el que la Generalitat había sido intervenida en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, se fue diluyendo. También la ANC se distanció al comprobar la intención de Puigdemont de debilitarla al hacer un llamamiento a sus seguidores para que se hicieran miembros del Consejo (esperaba tener un millón de ellos, aunque a día de hoy apenas cuenta con 100.000).
El Consejo fue creado en 2018 en medio de la confusión del 155, las DUI y la resaca del 1-O
Segundo plano La entidad quedó aparcada tras la elección de Puigdemont como eurodiputado
Pérdida de fuelle
El resultado de la estrategia del expresidente fue que su Consell per la República fue perdiendo fuelle hasta quedar casi invisibilizado. Asimismo, la entrada de Puigdemont y de los exconsejeros también fugados Clara Ponsatí y Antoni Comín (exrepublicano, ahora en Junts) al Europarlamento también restó interés al líder neoconvergente por su gabinete republicano en el exterior, al tener asegurada ya cierta visibilidad y notables recursos públicos.
Con todo, Puigdemont decidió no disolver su proyecto y lo dejó aparcado, hasta hoy. Y es que en estos momentos, el Consejo –originalmente llamado ‘de la República’, aunque al cabo de poco se rebajaron las aspiraciones iniciales– centra el debate interno del independentismo. ¿El motivo? Junts, formación que quedó en segunda posición por detrás de ERC en los comicios del 14-F, pretende dar a esta entidad un rol central dentro del ‘procés’ ahora que la presidencia de la Generalitat ya no está en sus manos y podría quedar bajo el control de los republicanos, sus grandes adversarios. Desde Esquerra, como resulta obvio, no se ve con buenos ojos que su primer presidente de la Generalitat desde la restauración de la democracia quede subordinado a Puigdemont a través de una plataforma exterior ajena a la estructura de catalana autogobierno y a cualquier control democrático.
La presidencia del Govern tiene una «legitimidad indelegable», aseveró el pasado viernes el candidato de ERC a la presidencia, Pere Aragonès, en su discurso de investidura en el Parlament. Estas palabras iban dirigidas a la bancada de Junts, que pretende compensar su derrota en los comicios forzando los republicanos a ceder la estrategia independentista al citado Consejo aduciendo que este organismo está fuera del alcance de la justicia española.
En definitiva, el caos por el Consell resume el enésimo choque entre las dos estrategias que tantea el independentismo tras el fracaso del 1-O. Por un lado la ‘vía del exilio’ que pregona Puigdemont, y según la cual, la solución al ‘procés’ llegará de Europa, y la que pilota Oriol Junqueras, que espera resolver el embrollo catalán con su apuesta por el diálogo con el Estado, ahí está la Mesa Gobierno-Generalita, y la cercanía entre ERC y Unidas Podemos.
Reunión urgente
En medio de este choque, la dirección del Consell por la República lanzó ayer un extenso comunicado en el que destacaba que el debate generado demostraba la utilidad de la entidad. Asimismo, ofrecía a todas las partes del conflicto (ahora mismo la entidad es el motivo que atasca las negociaciones Junts-ERC) iniciar unas conversaciones urgentes para reformular su dirección, pero sin discutir la primacía de Puigdemont, actual líder de la organización.
«Invitamos al presidente y a la secretaria general de ERC, al secretario general de Junts, a los máximos dirigentes de la CUP, así como a los máximos dirigentes de Òmnium Cultural y del ANC, a un diálogo bilateral con el mismo Consell para debatir, desde la lealtad y la confianza, esta reformulación de la gobernanza del Consell», apuntó la entidad sin mencionar, en ningún momento, ni a Aragonès ni al propio Puigdemont.
Con todo, la entidad aprovechó la ocasión para reivindicarse como el espacio donde el independentismo puede prepararse mejor para «ganar la confrontación inevitable con el Estado español» y «retomar con éxito» el camino interrumpido en 2017 desde un espacio sin dependencia del Estado que, a su parecer, debe ser clave lograr un «desbordardamiento democrático» que concluya con la independencia de Cataluña.