Draghi se desmarca e impone cuarentenas de 5 días y test a todos los viajeros de la UE
Italia y Alemania dan un giro en su gestión de la crisis del Covid ▶
En plena Semana Santa, países europeos como Alemania e Italia han impuesto un giro a sus políticas de control para evitar que se dispare la ola de viajeros por los turistas extranjeros que recalan en sus territorios. Lo mismo ha hecho España, que el pasado sábado publicó una orden en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y controla, desde ayer, los viajes terrestres en pasos fronterizos como La Junquera, para vigilar al turismo francés que atraviesa la línea pirenaica.
El Gobierno italiano, que adelantó ayer la vacunación en farmacias, adoptó además nuevas restricciones a los viajeros para limitar los contagios del coronavirus. Mario Draghi ha decidido imponer la obligación de una cuarentena de cinco días a aquellos que viajen desde cualquier país de la Unión Europea. Se exigirá además una prueba del coronavirus antes de viajar y otro test después de la cuarentena. El ministro de Sanidad, Roberto Speranza, firmó ayer la ordenanza, que textualmente dice: «Para quienes lleguen, y a los que regresan, de países de la Unión Europea, habrá un test a la salida, una cuarentena de cinco días y ulterior test al final de los cinco días». Hasta ahora, a los ciudadanos
Merkel La canciller alemana tiene pensado devolver al Estado federal competencias sobre la pandemia
que entraban en Italia se les exigía un test rápido o un PCR realizado en las 48 horas previas al viaje. Y la cuarentena estaba prevista solamente para los ciudadanos de naciones no pertenecientes a la UE. La prensa italiana destacó que la medida se ha impuesto tras observar un gran aumento en las reservas de vuelos para el extranjero. El Gobierno teme que ocurra lo mismo que el verano pasado, cuando miles de personas viajaron fuera de Italia. A la vuelta la incidencia se disparó.
Mientras, en Alemania, Angela Merkel lleva semanas viendo cómo los intereses electorales han convertido las medidas contra la pandemia en un campo de batalla de precampaña. Sus virólogos de cabecera están convencidos de que Alemania se encamina a niveles de 100.000 infecciones diarias y eso hará necesario restringir todavía más los contactos y hacer cumplir las restricciones a rajatabla, decisiones demasiado impopulares para el año electoral alemán, por lo que la canciller cree que ya no será suficiente con presionar a los presidentes regionales, como ha estado haciendo hasta ahora. «No me quedaré de brazos cruzados si no sucede nada que realmente prometa un cambio de tendencia», avanzó en el programa de televisión de Anne Will, anunciando que quiere endurecer las medidas de confinamiento y cambiar la Ley de Protección contra Infecciones, una modificación que requerirá el voto del Bundestag y del Bundesrat y con la que espera devolver al Estado federal competencias sobre la pandemia.