La lenta agonía de Jácome
La tercera ciudad de Galicia languidece bajo la gestión de un alcalde que pretende gobernar con solo dos concejales Alternativa
El extravagante alcalde de Orense, Gonzalo Pérez Jácome, afronta los poco más de dos años que le quedan de mandato, en soledad, con el único apoyo de dos de los 27 concejales que conforman una atípica corporación municipal, después de que todos los concejales hayan huido y le hayan dejado solo, en una ciudad donde no se vislumbran grandes cambios. Con estos mimbres, el escenario que se dibuja para los próximos dos años y tres meses se antoja complicado con un regidor en la cuerda floja y enfrentado con todos; funcionarios, policías, asesores y también con los concejales de su propio partido, a los que no duda en definir como «traidores».
En un cálculo geométrico casi imposible, Pérez Jácome ya ha dejado claro que no piensa abandonar el barco, convencido de que puede gobernar sin apoyos. «Esta ciudad la sacamos sin ningún problema entre tres personas», zanjó en una de sus escasas comparecencias que dedicó a los medios de comunicación. Lejos de proyectarse una solución, la crisis en la tercera ciudad gallega parece agravarse, tras la salida de los populares del gobierno municipal y el abandono de cuatro concejales díscolos del partido que fundó Jácome, Democracia Ourensana, después de que estos últimos denunciaran ante la Fiscalía presuntas irregularidades en la gestión de unas cuentas opacas.
Los populares alegaron entonces «pérdida de confianza» en el regidor para justificar su salida del gobierno, tras denunciar el oscurantismo en la gestión de los fondos de su partido y dudas sobre la legalidad de la misma. Abandonado por el resto, acorralado, la ciudad asiste atónita polémica tras polémica a las salidas de tono del peculiar alcalde, que compagina su faceta de empresario privado, con la de showman televisivo y alcalde, en una estrategia con tintes de culebrón, con traiciones, intrigas y mentiras.
Poco se puede decir de sus logros. Lejos quedan sus compromisos faraónicos para construir el mayor rascacielos de la ciudad o su compromiso para traer a la ciudad a artistas internacionales de la talla de Jennifer López. Nada se sabe tampoco del parque acuático termal, que con tantas ínfulas prometió traer a la ciudad ni de las escaleras mecánicas, que proyecta hacer en la calle donde tiene su empresa.
Por el momento, su único legado ha sido la peatonalización de la misma calle donde tiene su tienda de música, pese a las críticas de los empresarios y ciudadanos de la zona. Un tema menor cuando los coches parecen campar a sus anchas en el casco histórico.
Sin proyecto de ciudad
El alcalde orensano que denunció «traición épica» a la altura de las de los grandes personajes de la Historia y que quiere cambiar el mundo, «como Jesucristo», sigue sin presentar un proyecto real de ciudad mientras se suceden las dudas en torno a su gestión. A las denuncias realizadas por cargos de su propio partido, que alertaron de mordidas de hasta el 60% del sueldo a sus asesores y donaciones mensuales se suma en las últimas semanas la reciente expulsión de otro de sus cargos de confianza y primo del regidor, Félix Álvarez. El detonante fue una conversación que mantuvo el asesor con una de las concejalas críticas María Dibuja en la que Álvarez le pedía que dimitiese como edil a cambio de facilitarle un cargo en la institución provincial.
La respuesta de Jácome fue expulsarlo tras advertir de que si un asesor suyo tenía «esa sintonía» con alguien que les había «traicionado» se debía examinar «a fondo» lo ocurrido. Se da la circunstancia de que dos días antes el nombre de Félix Álvarez apareció entre los candidatos para formar parte de la plantilla de trabajadores del ayuntamiento como conserjes en centros educativos o en albergue de transeúntes. Desde su entrada en la alcaldía, el baile de su staff ha sido constante, con incorporaciones y salidas, en un gobierno que no ha parado de engordar su nómina de personal eventual hasta el punto de situarse a la cabeza del ranking de asesores en las urbes de la Comunidad. La larga lista de trabajadores eventuales suma tres cargos directivos, un coordinador general, Francisco Cacharro; otro de Recursos Humanos, Eduardo González, y, también un director del centro de Inteligencia Artificial, David Olivieri, que todavía no existe. Los grupos de la oposición calculan que el coste global en nóminas de su staff podría rondar el millón de euros, una cifra nada desdeñable, si se tiene en cuenta que solo gobierna con tres personas.
Pero si ya es cuestionable el alto número de asesores, la financiación de este partido también se encuentra en el ojo del huracán, con los diferentes partidos y los propios díscolos que ya han pedido explicaciones, mientras Jácome sigue escondido, eludiendo dar explicaciones al entender que esta cuestión compete solo al Tribunal de Cuentas. En diversos extractos bancarios aparecen distintas entregas que van desde 522 euros hasta 3.720 euros un 27 de diciembre, coincidiendo con el cobro de la paga de distintos asesores —principalmente los colocados por Jácome en la Diputación—.
De acuerdo con los datos aportados en las cuentas del partido entre 20162019, en esos ejercicios Democracia Orensana generó un beneficio anual que oscila entre los 20.000 y los 60.000 euros. La principal partida del partido, que protagonizó un ascenso meteórico hasta llegar a la alcaldía, va destinada a la televisión privada que es propiedad de Jácome, según denuncian los díscolos.
Sin apoyos El alcalde se muestra convencido: «Esta ciudad la sacamos adelante entre tres personas»
Nóminas La oposición calcula que el coste global en nóminas de su staff podría rondar el millón