ABC (Galicia)

«Ha llegado el momento de la acción, porque de no hacerlo, las consecuenc­ias serán irreparabl­es»

La pandemia deja el destino al 15% de su ocupación tras el año de la mayor catástrofe CEOH pide un alivio de las restriccio­nes desde el 12 de abril tras el «calvario de esta Semana Santa»

- J. L. FERNÁNDEZ ALICANTE

Uno de los destinos turísticos más emblemátic­os del sol y playa –Benidorm– vive esta Semana Santa como la más triste de su historia, con una previsión de apenas un 15% de ocupación potencial al tener solo un tercio de su planta hotelera abierta y reservas al 50%, por las limitacion­es de movilidad de la pandemia del coronaviru­s.

De poco consuelo les sirve que algunos vecinos de las zonas de interior de la Costa Blanca alicantina hayan colgado este año el cartel de completo para esta Pascua atípica en la que la montaña y el turismo rural tienen más tirón. La previsión apunta a una afluencia de 700.000 personas y la Policía autonómica de la Generalita­t despliega un dispositiv­o de vigilancia reforzada en parajes naturales para evitar las aglomeraci­ones. Un contraste con las arenas de las playas, donde no hay que disputarse un metro de espacio para la toalla, como suele ser habitual con el buen tiempo. En realidad, la parcela para cada grupo de cuatro personas vuelve a estar delimitada en color azul como el verano pasado en la primera desescalad­a de las restriccio­nes.

No obstante, esta medida preventiva para garantizar una distancia de seguridad no quita para que Benidorm arrastre un auténtico drama económico y social por que no pueden llegar turistas británicos ni del resto de la Península Ibérica –por el cierre perimetral autonómico–, sus dos mercados principale­s a partes iguales.

Para la agrupación empresaria­l hotelera Hosbec, la mayor urgencia está en habilitar «corredores turísticos seguros» para abrir las puertas a los europeos, algo que sí tienen en Canarias y Baleares. «Ha llegado el momento de la acción, porque de no hacerlo, las consecuenc­ias serán irreparabl­es», alerta su presidente, Toni Mayor, al reclamar un rescate de 300 millones de euros para compensar al sector en la Comunidad Valenciana por sus pérdidas de 12 meses con el 40% de la planta cerrada desde el primer confinamie­nto y el resto funcionand­o a rachas y bajo mínimos.

Cuarta ola

Y esta crisis ya catastrófi­ca no deja todavía ver la luz al final del túnel. «Además, las perspectiv­as no son nada favorables para las próximas semanas e incluso meses, con una vacunación a un ritmo frustrante­mente lento y con una amenaza de cuarta ola de contagios que poco tendrá que ver con la actividad turística, pero que nos condenará a mantener las empresas cerradas», augura Mayor.

Sombrío panorama para Benidorm, que en el ejercicio de 2019, el último sin coronaviru­s, registró 11,7 millones de pernoctaci­ones y lidera desde hace años la captación de visitantes en la Comunidad

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