ABC (Galicia)

Bayern y PSG, fútbol de locura

▶ Fabuloso encuentro entre el rodillo alemán y la velocidad de Neymar y Mbappé

- J. CARLOS CARABIAS S. D. SAN SEBASTIÁN

Fútbol de lujo, bendita locura en Múnich. El Bayern y el PSG honran a este deporte con un partido sensaciona­l, con todos los ingredient­es, que ofrece ventaja a los franceses, aunque con el campeón de Europa nada se puede dar por hecho.

La nieve añade un tono épico al partido que reúne la mayoría de las esencias del fútbol. Una primera mitad gloriosa protagoniz­an el Bayern Múnich y el PSG. Lo hacen en reafirmaci­ón de dos estilos, dos maneras de entender este deporte. El rodillo de búfalos de los germanos, implacable, inflexible. Y el tren de alta velocidad de los franceses, propietari­os de un dúo sin igual. Neymar y Mbappé toman al asalto el Allianz, como dos guepardos que se adueñan del balón y son inalcanzab­les.

Bonito espectácul­o en las afueras de Múnich aderezado por la nieve, que provoca un rictus incómodo en los jugadores. El encuentro nace descosido porque Di María encuentra hueco entre las piernas teutonas para el espacio que ocupa Neymar. Éste construye una autovía de lucidez y deposita el caramelo en la pierna de Mbappé, solo ante Neuer. El crack francés chuta mal, fuerte y al centro, pero es tan violento el golpeo que dobla la resistenci­a del portero. Gol.

Trabajo para Keylor

Es el minuto dos y el Bayern ejerce de alemán. No nota el picotazo. Plantea el juego como si fuese una plancha para aplastar a su enemigo. Keylor Navas asume una noche de trabajos forzados. Los germanos llegan como bisontes desde todos los puntos de su área. Buscan, penetran, centran, rematan... No está Lewandowsk­i, pero da igual. Goretzka, Coman, Muller, Pavard y unos cuantos más tienen oportunida­des para chutar o cabecear contra Keylor.

No hay gol porque el costarrice­nse es un buen portero y porque la vida a veces sonríe. Pero el PSG no se queda con la boca abierta. Ataca como una centella, impulsado por Neymar, un futbolista de fábula con una cabeza de mosquito. Cada vez que la engancha el brasileño, el PSG se estira como como el cuello de una jirafa. Magnífico Neymar en todo su proceder.

Es el ideólogo del segundo tanto, un intenciona­do pase profundo cuando sale la defensa teutona. Marquinhos hace el segundo para los galos. El bayern

Neuer Pavard Sulle (41) Alaba Lucas Hdez Goretzka (32) Kimmich Sané Muller Coman Choupo-M.

Davies (32) Boateng (41) m.2: Mbappé. Choupo-Moting. m.27: Marquinhos. m.36: m.36: Muller. m.67: Mbappé. (España). Amonestó a Lucas, Draxler, Kimmich, Boateng, Choupo-M. sí acusa ese segundo zarpazo de Neymar. Flick hace dos cambios antes del descanso porque su plan defensivo no funciona. El ataque es otra cosa. En otra oleada, un buen centro tenso de Pavard, Choupo-Moting la clava de cabeza en la red.

El Bayern se expone a las contras, pero es encomiable su espíritu guerrero, su fiereza para acosar al rival. El PSG aún consigue otro tanto, en las botas de Draxler, al galope siempre, pero Mbappé estaba en fuera de juego. Una primera parte para recordar entre los dos últimos finalistas de la Champions.

Lo que viene después es un redoble de tambores. Apuesta total. El Bayern se lanza furioso, con un fútbol inexorable, contra el PSG. Aparece Keylor Navas, imponente, para atajar, despejar, sacudir todo lo que llega a su área. Y es mucho. Al menos seis ocasiones claras del Bayern antes del cabezazo picado y letal de Muller, inoxidable.

Lo avisó Marcelino en la previa y no hubo ni una mínima duda. El Athletic Club, señor en la derrota de la final de Copa, continuó siéndolo en el duelo de Liga y le hizo el pasillo a la Real Sociedad, como manda la tradición. Pocos ejemplos de caballeros­idad

Mbappé y Sule, en acción en la nieve

Empata el partido y casi lo vuelca del lado germano porque aquello es un avalancha. Parece viable el triunfo teutón, pero delante están dos de los mejores del mundo. El PSG no juega mucho porque no tiene el balón, pero Mbappé vuelve a hacerlo. Un pase que parece insustanci­al termina en el tercer gol de los franceses. El Bayern es tenaz y concienzud­o. No se rinde y percute hasta la extenuació­n, pero Keylor sigue parando y el partido muere con un 2-3 de escándalo.

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