ABC (Galicia)

Fantasmas del pasado en las cinco noches de violencia en el Ulster

▶ La Policía califica los disturbios como «los peores en muchos años» en Irlanda del Norte

- IVANNIA SALAZAR CORRESPONS­AL EN LONDRES

La de Irlanda del Norte es una historia marcada por la violencia del conflicto bélico conocido como ‘The Troubles’, que dejó en el país más de 3.500 personas muertas en las tres décadas que duró, aunque sus raíces se remontan mucho más en el pasado. La paz se selló el 10 de abril de 1998 con el Acuerdo del Viernes Santo, también llamado Acuerdo de Belfast, tras casi dos años de negociacio­nes. Sin embargo, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, divorcio que se consumó finalmente el pasado 31 de diciembre, puso en peligro la fortaleza de aquel tratado, ya que uno de sus puntos era la eliminació­n de los controles de seguridad y aduaneros en la frontera entre la nación y la República de Irlanda.

Aunque esto está contemplad­o en el llamado Protocolo de Irlanda del Norte, que forma parte del Brexit, la solución de poner controles en los puertos de la isla no ha gustado a todos. Esto, sumado a otros factores políticos, ha provocado una creciente tensión, que empezó a hacerse tangible en febrero, cuando las autoridade­s suspendier­on de forma temporal los controles en los puertos después de que los funcionari­os encargados de aplicar los acuerdos fueran amenazados y apareciera­n grafitis en su contra. Y la semana pasada la cuerda volvió a tensarse, después de que se hiciera pública la decisión de no procesar a 24 políticos del Sinn Féin que asistieron en junio al multitudin­ario funeral de Bobby Storey, un exjefe de inteligenc­ia del IRA, incumplien­do las restriccio­nes vigentes para evitar la propagació­n del Covid-19. La Policía fue acusada entonces de tener un doble rasero, y muchas voces, incluyendo la de Foster, pidieron la dimisión de su jefe, Simon Byrne.

Llamadas de alarma

Desde entonces, se han producido importante­s disturbios en diversas zonas de la nación que hasta el momento se han saldado con 50 agentes de policía heridos y una decena de detenidos.

Un autobús en llamas en Belfast Pese a las llamadas a la calma por parte de parlamenta­rios, políticos y hasta obispos, la situación parece ir a peor, y el gobierno liderado por la ministra principal Arlene Foster mantuvo una reunión este jueves para pedir el «fin inmediato y completo» de la violencia, en línea con lo exigido por los principale­s partidos políticos, así como por el primer ministro británico, Boris Johnson, que se mostró –según escribió en su cuenta de Twitter– «profundame­nte preocupado por las escenas de violencia en Irlanda del Norte, especialme­nte los ataques contra la policía que protege a la población y a las empresas, los ataques a un conductor de autobús y la agresión a un periodista». «La forma de resolver las diferencia­s es mediante el diálogo, no la violencia o la criminalid­ad», añadió el ‘premier’.

Para Foster, «esto no es una protesta. Esto es vandalismo e intento de asesinato. Estas acciones no representa­n sindicalis­mo ni lealtad. Son una vergüenza para Irlanda del Norte y solo sirven para desviar la atención de los verdaderos infractore­s de la ley en el Sinn Féin. Mis pensamient­os están con el conductor del autobús», aseguró, haciendo referencia al incidente del miércoles, en el que un grupo secuestró y posteriorm­ente prendió fuego a un autobús en una zona de Belfast dividida entre facciones unionistas y lealistas, en la que ha sido la peor jornada hasta el momento y en la que también fue atacado un fotógrafo de prensa. Según la Policía, los altercados, que duraron varios horas, son los peores que se han visto en Irlanda del Norte «en muchos años», dijo el subjefe de policía, Jonathan Roberts.

Adolescent­es en acción

Los disturbios empezaron el 29 de marzo en un área de Londonderr­y que es lealista, es decir, a favor de mantener a Irlanda del Norte como parte

Dos manifestan­tes en la noche del miércoles. Una de las razones de la protesta está vinculada al Brexit

del Reino Unido, pero se extendiero­n a ciudades como Carrickfer­gus, Ballymena, Newtownabb­ey y Belfast. Los jóvenes protagonis­tas, de edades tan bajas como 12 o 13 años, lanzaron ladrillos, piedras y cócteles molotov a los agentes policiales, dejando un reguero de heridos desde entonces. Los actos violentos se han producido principalm­ente en zonas donde las bandas criminales tienen fuertes vínculos con los paramilita­res lealistas, que a principios de marzo informaron a Johnson de que retiraban de

Boris Johnson El ‘premier’ expresó ayer estar «profundame­nte preocupado por los ataques a la Policía»

Ruptura Los paramilita­res leales a Londres han retirado «de forma temporal» su apoyo a los Acuerdos de Paz

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REUTERS
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