Sin cartilla de vacunación
Tras ver cómo se van vacunando las personas de mi entorno, compruebo con estupefacción que a ninguno de los vacunados en mi lugar de residencia, Cádiz, se les haya dado documento alguno donde conste nombre y apellidos, fecha, la vacuna que se le ha puesto y el lote de la misma. Solo un trocito de papel donde pone la fecha y lugar de la siguiente dosis. Considero que es inaceptable que no entreguen un documento con la información pertinente. Los niños tienen su cartilla de vacunación, los adultos reciben algún tipo de documento (pasaporte) si necesitan vacunarse de enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla, o similares.
En otras comunidades, por ejemplo Madrid, tras la vacunación se recibe una hoja con toda la información, añadiendo además una página web donde pueden comunicar posibles efectos adversos de la vacuna. ¿Cómo vamos a demostrar que nos han vacunado? ¿Cómo vamos a saber/recordar qué vacuna nos pusieron al cabo de algún tiempo? que, por retrógrado que suene, llevan a Lenin y Stalin en el alma. Su anacronismo ideológico les lleva al extremo de considerar la caída del muro de Berlín una ‘mala noticia’ en palabras del supremo líder, ese que hoy se desplaza, desde su flamante chalet en la sierra, en coche oficial y con escolta. Y es que, a pesar de su ganancia patrimonial, justifican cínicamente la utopía comunista, ese paraíso en la tierra que fue en realidad un enorme presidio regido por el terror y la miseria, y que hoy subsiste allá donde la tiranía liquidó la libertad. Esta izquierda, tan ‘antifascista’ como ignorante, no es capaz de construir nada, lo suyo es la demolición. Su objetivo último es liquidar eso que llaman con desprecio ‘el régimen del 78’, es decir, la Constitución y la Monarquía parlamentaria que en ella se establece como forma del Estado. Así pretenden enfrentar a la sociedad tildando de ‘fascistas’ a quienes lo defienden. Menos mal, que a pesar de la propaganda oficial, cada vez son más los que dan por buena la disyuntiva entre libertad y comunismo que dirimirán las urnas madrileñas, y puede que del resultado dependa el futuro de España.