El español Alberto Gutiérrez, nuevo miembro del comité ejecutivo de Airbus
▶ El directivo también será el jefe de operaciones del fabricante aeronáutico
Caixabank inicia hoy uno de los momentos más desagradables de la fusión con Bankia: la negociación del ajuste de empleo. Están citados ya los representantes de los trabajadores para recibir la que será la primera propuesta de la entidad financiera.
El número total de trabajadores que suma ahora el nuevo gigante nacional se acerca a los 51.000. Y, según fuentes financieras, las salidas de empleados que está barajando la firma de origen catalán no será inferior a 7.000 personas. De esta manera, se trataría del mayor ajuste de empleo de la historia de la banca, tras el acometido precisamente por la absorbida –Bankia– tras su fundación resultado de integrar siete cajas de ahorros. De consumarse esta cifra, las bajas supondrían más de un 13,5% de la fuerza laboral total del banco. Y el coste del ajuste que calculan fuentes financieras no bajaría de los 2.000 millones.
Desde un inicio se daba por descontado que las salidas no podrían ser inferiores a 6.000 trabajadores. Y había fuentes, incluso, que apuntaban a que podrían llegar hasta las 10.000. Aunque en todo caso el dato final dependerá de las negociaciones, las pretensiones se acercan más a la parte baja que a la alta.
Asimismo, fuentes financieras explican que tendría sentido que el grueso del ajuste se lleve a cabo sobre la plantilla de Bankia que se incorpora, siendo los trabajadores de esta última los que podrían verse más perjudicados por la operación de fusión por absorción, que culminó su proceso legal hace apenas unas semanas.
La intención de Caixabank es que la mayor parte de las salidas se hagan siguiendo criterios de voluntariedad y meritocracia. Sin embargo, como destacó su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, en una reciente entrevista con ABC, en la entidad no se descartan los despidos forzosos. «Lo que ocurra al final dependerá de las negociaciones y la evolución de los momentos», explicó. Una declaración de intenciones: el objetivo es que todo se haga con negociación y voluntariedad, pero el ajuste es 100% necesario en el banco para que la fusión cumpla su función de ganar en eficiencia y aprovechar las sinergias.
Fuentes sindicales apuntan a que la intención de los representantes de los trabajadores es también buscar esa voluntariedad, y que las salidas se hagan en las mejores condiciones. A su favor tienen que esta es una tendencia usual en el sector financiero: las salidas traumáticas suelen ser las menos, pero siempre están sobre la mesa.
Asimismo, al contrario que en otro tipo de procesos laborales, en el caso de Caixabank se hará en una sola fase y afectará a todas las ramas de la entidad. Pero la negociación puede inclinar más la balanza hacia servicios centrales u oficinas en comparación a lo que se piense inicialmente. Todo está abierto por el momento.
Criterios El banco aspira a una mayoría de salidas voluntarias, pero no descarta los despidos
Siguientes pasos
Más allá del ajuste de empleo, en Caixabank todavía tienen mucho trabajo por delante para convertirse en una única entidad. El primer fin de semana tras la integración legal se llevó a cabo el cambio de logos en los principales edificios corporativos, como la torre Kio en el Paseo de la Castellana de Madrid.
Tras ese primer avance, ahora están inmersos ya en ir retirando la imagen de Bankia de las oficinas a lo largo y ancho de España. Un proceso que todavía durará alrededor de dos meses.
En paralelo a todo ello, la entidad irá acometiendo el proceso de integración tecnológica, el más laborioso y que se espera que esté finalizado para antes de acabar 2021.
Airbus revoluciona su cúpula directiva para afrontar la crisis que vive el sector aeronáutico. El fabricante anunció ayer una serie de cambios que permitirán al español Alberto Gutiérrez ganar más peso dentro de la compañía. El directivo, que hasta el momento formaba parte del comité ejecutivo de la división de Defensa, pasará a formar parte del órgano ejecutivo de toda la compañía y será designado ‘chief operating officer’ (COO) (jefe de operaciones).
El ascenso de Gutiérrez, que se ejecutará el próximo 1 de julio, es un cambio que venía reclamando desde hace años el Gobierno español y que ha venido propiciado por una serie de ajustes dentro de la compañía. Así, el directivo ocupará el cargo que desempeñaba desde febrero de 2019 Michael Schoellhorn, que será el nuevo CEO de Airbus Defensa.
Schoellhorn será a su vez el sucesor de Dirk Hoke, que según la empresa «ha decidido buscar oportunidades fuera de la compañía» tras dirigir durante cinco años la división de Defensa del gigante aeronáutico. La compañía, en todo caso, seguirá dirigida por Guillaume Faury y Alberto Gutiérrez se mantendrá como presidente de Airbus España. Además, su sillón dentro del comité ejecutivo de Defensa será ocupado por Jean-Brice Dumont, que deja su puesto en el comité ejecutivo de la compañía a Sabine Klauke.
«Estos cambios se producen en una nueva coyuntura tanto para las actividades de aviación comercial como de defensa, con la descarbonización del sector de la aviación convirtiéndose en una ambición central para nuestra industria, y los programas estratégicos de defensa europeos entrando en su fase de desarrollo», explicó ayer el fabricante aeronáutico este lunes.
«A medida que salimos del Covid19 y esperamos las próximas fases en el desarrollo de nuestras actividades civiles y militares, estamos realizando cambios importantes en el equipo de liderazgo», explicó por su parte Guillaume Faury, CEO de Airbus, que también dio la bienvenida a Gutiérrez y a Klauke al órgano de dirección de la empresa.
Decisiones estratégicas
España, que posee un 4,16% de la empresa a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), lleva años reclamando que los directivos españoles ganen peso en la cúpula de la empresa para así tener más relevancia en las decisiones estratégicas de la compañía.
Con el nombramiento de Gutiérrez abre la puerta a estos cambios, y se produce además en un momento determinante para Airbus. El desplome del sector aéreo por las restricciones impuestas para evitar la propagación del coronavirus ha obligado a la compañía a trazar un severo ajuste de empleo a nivel global.
En España, las previsiones iniciales apuntaban a la supresión de 1.600 empleos, aunque la compañía se comprometió con el Ejecutivo español a rebajar esta cifra a cambio de una serie de inversiones en el sector aeronáutico.