La serie que escondió a su creador
EL CINE EN TELEVISIÓN ‘Love Island’ consiguió reflejar algo de la real desigualdad sexual
No hay mucha novedad en el estreno de una serie sobre sucesos paranormales en el Londres victoriano. Este tipo de ficciones podrían dar para un género en sí mismo, no hay más que ver en Netflix ‘Los irregulares’, con un John Watson negro, o ‘The Frankenstein Chronicles’, protagonizada por Sean Bean. Lo anormal, y surrealista, es que en el caso de ‘The Nevers’, que debutó ayer en HBO España con un primer episodio de una temporada dividida en dos, haya desaparecido el nombre de su creador, que llevaba dos años implicado en el proyecto.
Protagonizada por Laura Donnelly, Ann Skelly y James Norton, ‘The Nevers’ es puro Joss Whedon, no en vano el cineasta, relegado ahora al ostracismo, es su responsable creativo. El director de ‘Vengadores’, al que fichó DC para acercarse a la competencia, imaginó un drama de ciencia ficción en el que, sin chasquido de Thanos ni la amenaza de Darkseid, es un evento sobrenatural el que otorga habilidades especiales a ciertas personas, en su mayoría mujeres.
Pero para verdaderos superpoderes los de esta serie, capaz de tumbar a su director, que había sobrevivido durante dos
Laura Donnelly, la protagonista décadas a incontables acusaciones. Desde las denuncias de Charisma Carpenter, que le describió como «un hombre tan tóxico» que le provocó «una condición física crónica» tras torturarla en ‘Buffy, cazavampiros’, a las más recientes de Ray Fisher, el Cyborg de ‘Liga de la justicia’, que le acusó de tener una «conducta abusiva y repugnante» durante el rodaje. Incluso se permitió amenazar a Gal Gadot con arruinar su carrera y hacer que su Wonder Woman pareciera «idiota» en las películas.
Sin armadura ni superpoder capaz de hacerle salir indemne de tantas críticas, Whedon se desvinculó del proyecto. «Este año de desafíos sin precedentes ha impactado en mi vida y en mi perspectiva de una manera que nunca hubiera imaginado, y mientras desarrollar y producir ‘The Nevers’ ha sido una experiencia alegre, me doy cuenta de que el nivel de compromiso requerido para seguir adelante (...) es más de lo que puedo manejar sin que el trabajo comience a resentirse», dijo en un comunicado, justificando su ausencia pero echando balones fuera. La mala publicidad de su figura, sin embargo, hace pensar que haya tótems más influyentes que hayan motivado su desaparición de ‘The Nevers’, donde, a pesar de ser coguionista y director, ni siquiera se le menciona en los carteles.
Apesar de los políticos, los logros de la civilización acaban llegando a España. Así ha sucedido con ‘Love Island’, cuya versión nacional estrenó Neox el domingo. Se trata de un ‘reality’ sobre citas en el que jóvenes de buen ver acuden a una casa en la playa para encontrar el amor. Quejas moralistas no caben ante esto.
La presentadora es Cristina Pedroche, que consolida así su compromiso feminista, aunque ¡ojo! porque este programa tiene algo contracultural. Las chicas llevan tacones y bikinis y la cámara las repasa de arriba a abajo y hasta proyecta primeros planos de sus ‘derrieres’. Este guiño picarón y lazaroviano, impropio de esta altura de siglo, puede que despierte la ira ministerial (sin dar ideas, pero… ¿con tanta comisaria se les cuela esto?).
El programa trata de analizar el idilio en unas condiciones físico-residenciales poco realistas, pero, aun con eso, consigue reflejar algo de la política entre sexos. Ellas lo tienen muy claro: «No quiero ‘minions’ (bajitos)», «no quiero muermos»... Deciden, pero hasta cierto punto. Las concursantes se mostraban bastante remisas con los seductores hasta que apareció uno (todo hay que decirlo) muy guapo que despertó el interés y la competición entre ellas. Es lo que sucede en la realidad. Los estudios sobre las aplicaciones para ligar indican una altísima desigualdad sexual: unos pocos hombres dominan el ‘mercado’. Ellas compiten por ese pequeño porcentaje de varones atractivos, mientras el resto, la mayoría, son ignorados. Situados en el océano estadístico de la irrelevancia sexual, ¿qué pueden hacer esos hombres para destacar? Las grandes aventuras del espíritu humano han sido respuestas a esta pregunta.
El índice de Gini (medida de la desigualdad) en sitios como Tinder es equivalente al de economías africanas: unos pocos inmensamente ‘ricos’, y una mayoría que apenas come.
La figura del joven virgen crónico, que ve el sexo tan cerca como un viaje a Marte, es un fenómeno conocido en algunos países avanzados (países donde no gobierna el PSOE) y empieza a asomar por aquí. España, paraíso del paro juvenil y de los ‘ninis’, tendrá también ‘ninis’ del amor.
Bikini con tacón Hay algo picarón y lazaroviano en el programa que podría despertar la ira feminista ministerial