«AENA se ha mostrado muy poco flexible con las aerolíneas»
Rafael Schvartzman Vicepresidente regional de la IATA
Si el sector inmobiliario fue la ‘zona cero’ de la anterior crisis económica, en esta ocasión el epicentro de la pandemia se localiza en el sector turístico. Y lo peor de todo es que todavía no se ve la luz al final del túnel, porque los países mantienen las restricciones a la movilidad por los vaivenes del virus. Unas restricciones que, según explica el vicepresidente regional para Europa de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), Rafael Schvartzman, «se están llevando de forma fragmentada y provocarán más rescates públicos de aerolíneas».
—La organización ha denunciado la falta de coordinación de Europa. ¿Qué impacto ha tenido esta falta de entendimiento en el sector aéreo?
—El hecho de que Europa no vaya al mismo paso a la hora de restablecer la conectividad aérea le va a restar competitividad a las líneas aéreas europeas en detrimento de otros países. Cuanto más nos demoramos, las aerolíneas requieren más ayudas, ya sea acudiendo al sector financiero o a los gobiernos. China ya está volando a ritmos pre-Covid y Estados Unidos reabriendo su mercado. —Después de toda esta descoordinación... ¿cree que el pasaporte sanitario europeo tendrá éxito?
—Hemos visto señales importantes por parte de los gobiernos y esperamos que salgan más plataformas tecnológicas de integración para facilitar el transporte. El certificado tiene que salir adelante y somos optimistas. Si no somos capaces, los aeropuertos van a colapsar. —En España han propuesto al Gobierno un plan de acción en colaboración con CEOE. ¿Cuáles son las líneas maestras de este plan?
—Es una conversación que tenemos con todos los Estados, una hoja de ruta que utilizaría unos parámetros adecuados a las necesidades de cada país. Hay suficientes mediciones que podrían determinar de forma segura qué grados de apertura podemos tener. La idea es determinar cuáles serían las condiciones para poder reabrir la industria. Pedimos que se tengan en cuenta porcentajes de vacunación, número de hospitalizaciones, y no solo la evolución de la incidencia acumulada.
—¿Qué verano esperan las aerolíneas? —Es muy difícil planificar una temporada si no se tiene claro cómo será, porque cada país tiene unas restricciones distintas. No sabemos cuándo se va a abrir Europa o España. Por eso queremos trazar una hoja de ruta. Delta ha tenido que cancelar un número importante de vuelos porque han reabierto el mercado y no tenía suficiente personal. El único que está trabajando en esta hoja de ruta es Reino Unido, que tiene previsto ejecutar una reapertura parcial el próximo 17 de mayo. Todo eso ayuda mucho a la planificación. Sabemos que el verano no será normal, pero estamos luchando para que sea un verano decente.
—La IATA situaba en 2020 a España como uno de los países más afectados por la crisis del sector aéreo, con más de un millón de empleos afectados. ¿Mantienen estas previsiones? —Debido a la incertidumbre actual, no hemos modificado estas previsiones. Desgraciadamente, no hay razones para hacerlo. La situación va a ser dramática, sobre todo si la apertura no llega hasta agosto o septiembre, cuando la temporada de verano está casi llegando a su fin en España. Existe una posibilidad de realizar una reactivación segura y gradual, pero para ello tiene que haber una coordinación con otros países. Entendemos que habrá mercados que no serán seguros hasta dentro de unos meses, pero también es cierto que otros sí lo serán.
—En los últimos meses el sector aéreo ha tenido varios encontronazos con AENA. ¿Cree que en otros países los gestores aeroportuarios han apoyado más a las aerolíneas?
—Tenemos que entender que en esta crisis no estamos todos sufriendo igual. Por suerte, AENA ha podido acabar 2020 con una pérdida muy pequeña en comparación con Heathrow, por ejemplo. Su estructura de balance le permite sostenerse y no creemos que sea el momento de resarcirse de tasas o ingresos que no han podido generar. No tienen comparación. AENA en lugar de hacer descuentos ha aplazado pagos; además su plan de incentivos no ha beneficiado a nadie. La empresa sigue con el plan de inversiones que tenía antes del coronavirus, y no entiende que la situación ha cambiado. En otros aeropuertos están colaborando mucho más con las aerolíneas; AENA parece que trabaja en otro sector y está siendo muy poco flexible respecto a la situación del sector aéreo.