Barcelona recupera paradas y los autores firmarán en espacios acordonados
Sant Jordi vuelve a la calle con mascarilla y controles de aforo ▶
dre quien le inculcó el gusto por la música: Georgia tocaba el violín y el piano. Pero Kandinsky, con su obra ‘De lo espiritual en el arte’, fue esencial para ella. Comparte con Max Weber, Arthur Dove y el propio Stieglitz la idea de crear un equivalente visual de la música mediante la pintura. En la muestra cuelgan obras como ‘Música azul y verde’ y ‘Serie I. Nº 8’, donde «los colores puros y los contornos fluidos evocan una armonía tanto interior como exterior».
La artista se instaló definitivamente en Nuevo México en 1949. Es su tierra: la arquitectura de adobe, el árido paisaje, la cultura nativa americana con sus tradiciones y ceremonias, la herencia hispana... Sus pinturas se inundan de cruces de penitentes, kachinas, huesos... Lo que le interesaba de las pelvis eran sus agujeros, lo que se veía a través de ellos. En una sala cuelgan tres cuadros, que pinta en la II Guerra Mundial y en los que el cielo, de un azul intenso, se ve a través de las pelvis. Evocan imágenes surrealistas. Ella negó esa conexión, aunque los surrealistas la consideraban uno de los suyos.
Su madre le leía ‘Cuentos de la Alhambra’, de Washington Irving. O’Keeffe viajó a España en 1953 y 1954. Visitó las Cuevas de Altamira, la Semana Santa, el Prado... «Todo allí me resulta verdaderamente fascinante», confesaba. Especialmente, Goya. También, las corridas de toros por lo ancestral y ritual. En su archivo se halló un programa de la Feria de Abril de Sevilla del 54 con anotaciones manuscritas junto a los nombres de los toreros: Manolo Vázquez (rojo), Juan Posada (lavanda)... «El Sant Jordi de los libros y las rosas en la calle ha vuelto». Con tan solemnes palabras quiso avanzar ayer el presidente de la Cámara de Libro, Patrici Tixis, lo que ocurrirá el próximo 23 de abril, Día del Libro, que el año pasado no pudo celebrarse y que este año lo hará a medias. «No será como el de hace dos años pero será mucho mejor que el del año pasado», subrayó Tixis durante la presentación de un plan operativo que, en la ciudad de Barcelona, se traducirá el viernes en 490 paradas de rosas y libros en las calles y once espacios públicos perimetrados en los que habrá firmas de autores y ventas de libros y rosas.
Así, con el visto bueno de las autoridades sanitarias y la voluntad de reforzar el comercio local y de proximidad, el libro vuelve a echarse a la calle para renacer con una Diada que deberá renunciar a buena parte de su caótica naturaleza para adaptarse a las restricciones vigentes. «Será un Sant Jordi ordenado, con distancias de seguridad y controles de aforo», confirmó Tixis. Se prevé que en toda Cataluña se instalen cerca de 800 paradas de libros y rosas, una cifra bastante similar a las que se manejaban antes de la pandemia.
En Barcelona, a los 490 puestos ubicados delante de librerías y floristerías habrá que sumar otros 180 repartidos en el interior de los once espacios perimetrados y repartidos por diferentes barrios de la ciudad. Zonas acordonadas y permanentemente vigiladas por cuestiones tanto sanitarias como de aforo donde se habilitarán una treintena de puntos de firmas de escritores. «Las firmas las tenemos separadas en todos los espacios de venta, de modo que las colas serán diferentes», detalló el secretario técnico del Gremio de Editores de Cataluña, Marià Marin.
Zona de encuentro
Las plazas Real y Universitat, el paseo Lluís Companys, la plaza de Sarrià, los Jardines de Gràcia, los Jardines Centelles del Palau Macaya, la plaza Orfila y el paseo de Gracia entre Ronda Sant Pere y Aragón son algunos de los espacios habilitados para esponjar al máximo la afluencia de público mientras Javier Cercas, María Dueñas, Jesús Carrasco, Najat El Hachmi, Dolores Redondo o Víctor del Árbol se reencuentran con sus lectores. Todos, eso sí, con la mascarilla en su sitio y barra libre de gel hidroalcohólico.
Además, y para reducir las posibles aglomeraciones, libreros y floristas podrán instalar sus tenderetes a partir del miércoles, lo que abre las puertas a una suerte de Sant Jordi en versión extendida que, en realidad, ya lleva días cociéndose en librerías y cajas registradoras. «Hemos notado que se están adelantando las ventas. Es de agradecer, porque no podemos asumir toda la locura que era el día de Sant Jordi», explicó la presidenta del Gremio de Libreros de Cataluña, Maria Carme Ferrer. Un locura que dejó en 2019 más de 22 millones de euros en facturación y que, tras el agujero negro de 2020, podría remontar este 2021 hasta los 13 millones. Esa es, por lo menos, la previsión de libreros y editores, que confían en alcanzar esta semana un 60% de la facturación de un Sant Jordi de los de antes.
Ventas El sector espera llegar al 60% de un Sant Jordi ‘normal’, lo que supondría facturar 13 millones de euros