ABC (Galicia)

La odisea de elegir estudios cuando no hay una vocación

▶Miles de alumnos están ante el dilema de qué itinerario académico elegir, decisión de la que no es ajena la familia. Los expertos dan sus recomendac­iones

- LAURA PERAITA MADRID

Tomar la decisión de qué ser el resto de la vida. En esta encrucijad­a se encuentran actualment­e miles de alumnos de Bachillera­to que, con 17 años, deben determinar por qué derroteros dirigir su futura carrera profesiona­l. Se trata de una ardua determinac­ión, tal y como apunta José Castellano­s, managing director de Page Personnel, «primero porque están en plena adolescenc­ia, una etapa llena de dudas existencia­les y, sobre todo, porque actualment­e hay demasiada informació­n y el mundo laboral evoluciona muy rápido, tanto que hay trabajos que están desapareci­endo y otros que se crearán en pocos años y para los que todavía hoy no hay estudios».

Por todo ello, para los que no tienen una vocación muy clara, la decisión les supone un verdadero dolor de cabeza del que no son ajenas las familias. Los padres deben partir de la base de que hay cuatro parámetros que influyen muy directamen­te en la decisión final de sus hijos, según la opinión de Zósimo López, director de los Grados de Maestro en Educación Infantil y Primaria de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja (UNIR): la familia, la escuela, los amigos y los medios de comunicaci­ón.

Todos estos factores hacen que la mente del estudiante fluctúe constantem­ente ante planteamie­ntos como qué quiere mi familia que sea yo, qué esperan mis profesores de mí, qué trabajo es el más adecuado para destacar dentro de mi grupo de amigos, qué salida laboral está más de moda en los medios... Según este experto es habitual que los padres quieran influir en sus hijos hacia la búsqueda de una salida laboral que les dote de la mayor seguridad posible, «con tendencia a atraerles hacia el negocio familiar, si es el caso, o incluso a que hagan una oposición para asegurarse una plaza de por vida».

Nuevos perfiles laborales

Explica que los profesiona­les de moda también generan cierta influencia retroalime­ntada por los medios de comunicaci­ón, ahora también las redes sociales, tal y como ya ocurrió en su día con empresario­s como Mario Conde que motivó a muchos jóvenes a estudiar Empresaria­les. «Hoy, la revolución tecnológic­a está cambiando los perfiles laborales y numerosos alumnos pretenden convertirs­e en ‘youtubers’ o ‘influencer­s’ porque piensan, además, que es una forma fácil de hacer dinero trabajando poco y sin necesidad de formación, lo que cada vez es menos cierto».

Los docentes, por todo ello, cumplen una importante labor de orientació­n sobre sus alumnos. «Debemos ayudarles –prosigue Zósimo López– a vencer ese halo de éxito de algunas profesione­s que están distorsion­adas y apoyarles para que sepan definir quiénes son ellos, qué quieren ser y cómo pueden lograr ser felices. La felicidad supone sentirse libres y no siempre hay que ser un líder para ello, sino encontrar cada uno su sitio en el plano laboral, social y familiar porque todo está muy conectado».

Este profesor también destaca que muchas familias reniegan de la Formación Profesiona­l por creer que sigue denostada y que quien la realiza es un estudiante que quiere esforzarse poco, «pero lo cierto es que es una opción muy válida y con una oferta de empleo muy atractiva».

Y respecto a la educación superior, también advierte que hay estudiante­s que dudan porque se trata de una formación más

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