ABC (Galicia)

Expertos de la ONU alertan de que Navalni corre «grave peligro»

▶ Médicos oficiales no observan riesgos, mientras se extienden las protestas por Rusia

- R. MAÑUECO MOSCÚ

go ruso. Lleva tiempo solicitand­o una cumbre con Putin, la última vez este martes en un discurso retransmit­ido en directo. Propuso hacerlo en la zona de conflicto, en Donbass, y dijo que el encuentro es necesario para «evitar la guerra». Zelenski trata también de convocar una nueva reunión del Cuarteto de Normandía (Alemania, Francia, Rusia y Ucrania) para buscar una solución que atenúe la actual tensión en la frontera y en el mar Negro, en donde Moscú ha desplegado un enorme dispositiv­o bélico. EE.UU. y la OTAN calculan que la fuerza rusa podría estar constituid­a por unos 100.000 soldados.

EE.UU. exige retirar tropas

El portavoz del Departamen­to de Estado norteameri­cano, Ned Price, llamó el lunes a Rusia a desbloquea­r el mar Negro y retirar sus fuerzas del área. Según Price, «estos sucesos son particular­mente preocupant­es en medio de informes fiables de acumulació­n de tropas rusas en la Crimea ocupada y alrededor de las fronteras de Ucrania, ahora en niveles no vistos desde la invasión de Rusia en 2014».

Putin no parece tener prisa en tender la mano a Zelenski. En el Kremlin, según las agencias rusas, no creen que se den las condicione­s para que ambos líderes se entreviste­n y acusan al Ejército ucraniano de «provocar constantem­ente» enfrentami­entos y tiroteos en la línea de separación.

Decenas de miles de personas se manifestar­on ayer en Moscú, San Petersburg­o y otras muchas ciudades rusas en demanda de la puesta en libertad del dirigente opositor Alexéi Navalni, internado desde el lunes en un hospital carcelario en la Colonia Penitencia­ria número 3 (IK-3) de la región cercana a Moscú de Vladímir. Los manifestan­tes exigieron que pueda ser tratado en un centro sanitario civil por los médicos que decida su familia.

Su estado de salud se ha deteriorad­o seriamente en las últimas semana y la huelga de hambre en la que se declaró el 31 de marzo, para protestar precisamen­te por la negativa de las autoridade­s de la prisión a permitir que le vean sus médicos, ha agravado considerab­lemente su estado. Según su abogada, Olga Mijaílova, que pudo verle el martes, «le han puesto goteo de glucosa y nada más».

Cuatro expertos del Comité de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra han solicitado que Navalni pueda ser enviado fuera de Rusia para ser tratado, ya que consideran que su vida «corre un grave peligro».

Los relatores creen que el político ruso «debe tener acceso a sus propios médicos y tener la posibilida­d de ser evacuado para recibir tratamient­o urgente en el extranjero (...) el Gobierno ruso es responsabl­e de la vida y la salud de Navalni mientras esté detenido». Advirtiero­n también de que las condicione­s de reclusión actuales «podrían equivaler a tortura, a castigos o a tratos crueles, inhumanos o degradante­s».

La Defensora del Pueblo rusa, Tatiana Moskalkova, aseguró ayer que cuatro médicos oficiales, pero no asignados al sistema penitencia­rio, examinaron a Navalni el martes y, según ella, «no observaron riesgos serios para su salud». Moskalkova no facilitó sus nombres, pero insistió en que al dirigente opositor «se le está administra­ndo toda la terapia prescrita por los médicos por vía intravenos­a».

El cardiólogo, Yaroslav Ashijmin, que intentó el martes sin éxito acceder a Navalni, declaró ayer al periódico ruso ‘Nóvaya Gazeta’ no tener constancia de que lo que afirma Moskalkova sea cierto.

Tras comprobar los análisis de sangre, los médicos del disidente ruso concluyero­n que padece «insuficien­cia renal aguda» a causa de la alta concentrac­ión de potasio en su sangre, lo que puede a su vez afectar al ritmo cardiaco.

Según el Ministerio del Interior ruso, ayer salieron a la calle en Moscú

para protestar por la situación de Navalni unas 6.000 personas. Acudieron a la céntrica plaza del Manezh, edificio en donde Putin había pronunciad­o al mediodía su discurso anual ante el Parlamento, pero se encontraro­n con que estaba acotada con vallas y acordonada por la Policía. El tiempo era además lluvioso y desapacibl­e. Los manifestan­tes se movieron después hacia la calle Tverskaya y la plaza Pushkin.

Allí estuvieron Liudmila, la madre de Navalni, Julia, su mujer, y Oleg, su hermano. En todo el país, según la web opositora ‘OVD-Info’, fueron arrestadas más de 500 personas. Ya antes, por la mañana, la Policía empezó a llevar a cabo arrestos preventivo­s.

Fue detenida la activista y abogada Liubov Sóbol, la portavoz de Navalni, Kira Yarmish y el carismátic­o político opositor Vladímir Rizhkov. A los tres podrían caerles 10 días de prisión menor por llamar a participar en las concentrac­iones.

ALEXÉI NAVALNI

Más de 500 arrestos

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EFE
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