ERC y Junts convierten una cárcel en el centro político de Cataluña
▶ Los dos partidos valoran positivamente el encuentro, que se centró en «la estructura del Govern»
Este es precisamente el argumento de la consejera de Sanidad, Alba Vergés, que ayer lamentaba que «una vez más los tribunales interfieren en la estrategia de gestión de la pandemia» «Todos los colectivos esenciales tienen parado el proceso de vacunación. No nos parece bien hacer excepciones ahora», explicó. Su secretario Josep Maria Argimon remató el argumento advirtiendo de que retrasarán la vacunación de los mayores de 70 para cumplir con el TSJC. Como si se tratase de anticiparse a este argumento, el auto del TSJC sostenía que la decisión «no tiene por qué traducirse en un perjuicio para otros grupos de población. Máxime si tenemos en cuenta las nuevas remesas de dosis de vacuna y el hecho de que el contingente de CNP y de Guardia Civil en Cataluña sea reducido».
Por su parte, la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, remitió una carta a Vergés ofreciendo «la colaboración necesaria» y apremiéndola a cumplir el requerimiento lo «más pronto posible», según pudo saber ABC.
Cara a cara, Oriol Junqueras y Pere Aragonès, por ERC, frente a Jordi Sànchez y Elsa Artadi, por Junts. Ayer, la cárcel de Lledoners (Barcelona) fue el escenario de la reunión de los máximos dirigentes de las dos formaciones –con el permiso de Carles Puigdemont– que negocian la formación del nuevo Govern catalán. Resultado: no hay acuerdo pero se avanzó. Al menos así lo destacaron los dos partidos en un comunicado conjunto valorando positivamente el encuentro. Sin embargo, no pueden olvidar el plazo que finaliza el 26 de mayo, para evitar la repetición electoral, y el ultimátum de ERC a Junts, fijado en el próximo 1 de mayo.
A las 17 horas de este martes llegaron a la prisión por separado Aragonès y Artadi, que se reunieron con Junqueras y Sànchez, encuentro al que se sumaron Josep Maria Jové y Josep Rius, negociadores de ERC y Junts, respectivamente. No finalizaron hasta casi las 21 horas. De esta manera, la cárcel se convirtió en el centro político de Cataluña. La reunión se celebró, según algunas fuentes, en una sala y sin el vidrio de seguridad. No
hay precedentes de un caso similar. Lo que en el entorno político y mediático independentista se definió como una cumbre tuvo sobre la mesa, principalmente, «la estructura del Govern» (es decir, el reparto de las consejerías) y otros temas, que ni ERC ni Junts concretaron en el comunicado.
De todas formas, ya por la mañana se dejó claro, desde el Govern catalán en funciones, que de la reunión vespertina en la cárcel no saldría un acuerdo concreto y cerrado. Así lo recordó Meritxell Budó (Junts), portavoz autonómica y consejera de la Presidencia en funciones, que definió la visita de Aragonés a Sànchez como «una reunión más».
Eso sí, apuntó que mantenía la esperanza de que el encuentro permita avanzar en las negociaciones y recordó –pese a hacerlo desde el atril del Govern catalán– que el objetivo es lograr «un buen acuerdo de legislatura, y no sólo de investidura», utilizando así el principal argumento de defensa de Junts cuando desde ERC se les acusa de retrasar la firma para la investidura de Aragonès.
«Se necesita un acuerdo que garantice la estabilidad de toda la legislatura. Por ello, los grupos negociadores deben tomarse el tiempo necesario para lograr un buen acuerdo de legislatura», añadió Budó.
«Encallados en despachos»
Por su parte, desde la CUP –el tercer actor imprescindible para el acuerdo– se criticó a ERC y Junts por seguir «encallados en despachos, de espaldas a la ciudadanía y a las necesidades sociales». Fue el diputado autonómico de los antisistema Xavier Pellicer el encargado de advertir, a los dos partidos mayoritarios independentistas, de la necesidad de abrir un nuevo ciclo que, en su opinión, hay en la comunidad y les exigió que lleguen ya a un acuerdo que, por otro lado, debe encajar en el ya firmado entre la CUP y ERC.